Torni Segarra

Seleccionar página

253. ¿Eres racista, mal educado, insensible, indiferente? ¿Crees que ese es el camino para solucionar los problemas, que siempre son de relación?

 

 

254. La práctica de la meditación, es lo mismo que la práctica de la caridad, de los servicios sociales, etc. ¿Puede un método, una práctica, llevar al amor? El método, la práctica, su actividad que se hace importante, no es el fin.

Si yo tengo previsto hacer un bien a un amigo, ayudarle en algo, si eso lo hago lo más importante, si te veo a ti inesperadamente, accidentalmente, y me pides que te ayude de una manera precisa, no lo podré hacer: porque tengo mi método de organización, mi práctica, del que llega primero, ese tiene preferencia ante todos los demás.

 

 

255. Federico. ¿Básicamente no nos conocemos?

 

 

256. Racista es el que maltrata a las personas porque las ve diferentes. 

Mal educado es la persona, soez, brutal usando palabras para hacer un daño.

 

 

257. Es muy sencillo. Si el observador es lo observado, cuando observamos a una persona, la que observa y la observada son lo mismo, ¿no? Es decir, todos tenemos miedo, todos somos incapaces de saberlo todo, todos somos egoístas ya que el ‘yo’ está operando, todos vivimos en la más absoluta inseguridad seamos conscientes o no. ¿Aún no puedes conocerme a mí, a toda la humanidad, Federico?

 

 

258. Para ser el mejor, querer ganar siempre, acumular millones, que incluye la obsesión de venderse a las marcas, es preciso que medie la brutalidad, ¿no? ¿Cada partido no es una especie de combate, una guerra? ¿No hemos visto cómo les lanzan la toalla a los niños, que les dan toda su atención, sin mirarles, tratarlos con indiferencia, como se hace con los criados, medio esclavizados?

 

 

259. No lo compliquemos. Si una persona que vive con otras mucho tiempo, decide que se quiere ir, independizar, liberar, de vivir con esas personas, ¿hace falta inventar alguna ley para respetar su deseo de vivir a su manera, libre e independiente?

Son los que no respetan la libertad de las personas, su dignidad, su derecho de vivir como quieran, los que se empeñan en imponer leyes que inventan siempre para su propio beneficio prohibiendo, oponiéndose a la libertad de los demás.

Por lo que, todo el problema es materialista, ¿por qué esa obsesión de ir contra la libertad de los demás, para que hagan lo que necesitan hacer? Siempre ha sido así. Hace cien años a las mujeres no las dejaban votar, los carcas, fachas, se burlaban de ellas, las insultaban, les decían comunistas, lesbianas. Pero después de torturarlas, de generarles un sinfín de dolor y sufrimiento, muertes, el poder tirano inventó la ley que permitía a las mujeres votar.

Con la independencia de un país pequeño de otro grande, muy poderoso, sucede lo mismo: no quieren renunciar a los privilegios, las ganancias, la propiedad de la tierra y los impuestos que les cobran obligatoriamente. Solamente lo ven como ganancia o pérdida. Y claro el más poderoso no quiere perder algo que dice que es suyo. Igual como pasaba con las colonias de los europeos que tenían por todo el mundo; que se opusieron con sangre y fuego a que se independizaran, liberaran del yugo, la opresión, la explotación, la esclavitud del poderoso invasor colonizador.

Y por eso, recurrieron y recurren a lavar los cerebros de las personas vulnerables, sencillas, con palabras como la unidad de la patria, del país, del territorio nacional, que dicen, se han inventado, que ha de ser, que es, indivisible.

 

 

260. Por muchos poderes psíquicos que tenga uno, por mucho que uno haya visto, viajado por todo el mundo, el problema persiste: ¿qué hacemos con el ‘yo’? Pues el ‘yo’ siempre está ahí: aunque venga y se vaya, aunque aparezca recurrentemente, caprichosamente.

Por otra parte, lo que digan los maestros, gurús, etc., eso no tiene ningún valor real ni verdadero, si uno mismo no lo descubre en cada acto de su vida cotidiana.

 

 

261. Arsenio, lo conocido lo podemos manipular, alterar; lo desconocido, como no se puede saber lo que es, no podemos manejarlo. Y a partir de aquí, es cuando empieza eso de ir de lo desconocido que llega, que nos tiene que traer lo desconocido.

Es como si viajáramos sin mapa, sin plan, ni destino, nada más que seguir viajando.