Torni Segarra

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 1938. No nos desesperemos, pues todo va a seguir igual: cambiarán las caras, los personajes, la peculiaridades y rasgos personales, sus ideas, teorías sobre una sociedad y un mundo mejor. Pero el establishment que se compone de los ricos, los que mandan, los multimillonarios, no cambiará.

Porque, nosotros tenemos los mismos vicios que esos corruptos: queremos vivir en el placer, perseguirlo y hacer las cosas para sentirlo a todas horas.

Por eso, los ricos nunca tienen bastante, aunque tengan varias casas, los mejores coches, viajen sin cesar, tengan sirvientes a los que les exigen sacrificios por un miserable sueldo. Nosotros llevamos ese mismo camino. Aunque que sea en miniatura. 

 

1939. Que la tierra puede que sea inhabitable dentro de un siglo o más, es algo probable. Porque la tierra está sujeta a la misma ley, que nosotros también estamos sujetos: todo lo que es, está bajo la ley de la destrucción, amor y construcción.

Es decir, todo lo que es, ha de transformarse, perecer para que llegue otra cosa. Eso lo podemos ver en las semillas: ellas han de morir para que llegue algo nuevo: una planta, un árbol, frutas, verduras. Pues, la tierra está dentro de esa dinámica, que nos parece macabra pero que no lo es.

La tierra es como un traje que lo llevamos mucho tiempo, y por eso se deteriora y se rompe, se convierte en algo inservible.

La cuestión está en ¿cómo tratamos ese traje, respetándolo, para que no se ensucie, y así lavarlo lo menos posible? ¿Hacemos las cosas para no romperlo, cuando hacemos algo inadecuado para que se conserve completo y tenga su utilidad precisa?    

 

1940. Para deshacernos de la ignorancia, hemos de negar nuestras opiniones, ideas, teorías. Porque todo eso es lo que nos da seguridad. Es el reino del ego, del ‘yo’. Por eso, para que no pueda operar el ‘yo’, hay que negarlo todo, donde sólo exista el no sé, el vacío, la nada.    

 

1941. El tiempo para saber a qué hora sale el avión, para saber que tengo que ir a una cita concertada, es adecuado. De lo contrario sería un caos. Y dirían que estamos locos.

Pero el tiempo en el ámbito psicológico, el que dice: voy a planificar lo que hago, para tener más tiempo para ir a jugar al tenis, para ir a ver un espectáculo musical, para estar más tiempo en el ordenador, eso es negativo. Pues nos da ansiedad, nos hace competitivos, brutales, crueles. Ya que, todo lo que se interpone para satisfacer ese deseo, lo veo indiferente, insensiblemente, sin prestarle atención ni importancia.

Es decir, el tiempo psicológico, es un escape, una huida, de la realidad, del presente, del ahora. De manera que, al dividirnos, es cuando aparece la ansiedad, el estrés, los problemas del sueño. Nos hace irritables, despreciando a los demás que no están en nuestra onda. Generando de esa manera desorden, conflicto, entre lo que yo quiero y los otros que también quieren otra cosa. Que es básicamente lo mismo que yo quiero.   

 

1942. ¿Dónde hay miedo puede haber amor? Por eso, el amor es tan extraño, raro, tan ‘caro’. Nosotros somos criaturas vulnerables, sin ninguna seguridad, ante la grandiosidad de la vida, de la tierra, del universo. Por lo tanto, nacemos con el miedo animal. Ya que es nuestro condicionamiento, heredado de nuestro pasado animal.

De tal manera que, mientras no comprendamos todo el circuito, toda la trama, desde la misma raíz, no podremos vivir con amor.

Es decir, para que el amor pueda ser, tiene que haber la completa y absoluta inseguridad. Y por eso, es que el amor es lo más ‘caro’ -en el ámbito mundano, de miedo, de ignorancia, de falta de inteligencia, sabiduría-.   

 

1043. Cada uno mata como puede, le dejan. La vida es una guerra total, de todos contra todos, con tal de salirse con la nuestra, con tal de no perecer, que lo maten. Unos lo ven y lo informan. Otros lo ven y, como no les conviene ni interesa, dicen que eso no es cierto, que solamente hay unos que hacen la guerra.

Sin darse cuenta que, la defensa y el ataque es lo que da vida a la guerra, la conforma. Por lo que, al dar la espalda a la realidad, se dividen y entran en conflicto. Generando más de todo lo que provoca la guerra.  

 

1944. ¿La meta final de lo que deseamos, vale la pena por conseguirlo provocar una guerra, precedida por un golpe de estado, un levantamiento violento, con su amargura, crueldad?

No estoy en contra de la violencia, ni de la guerra, para los que creen que es necesaria. Sólo estoy informando de su horror, de las matanzas.