Torni Segarra

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El papa como buen ejecutivo que es, ha de complacer a cuantos más mejor. Pero, la base del negocio está constituida de manera, que de un día para otro, no se puede cambiar. Es decir, es improbable que algo significativo cambie en el antiquísimo Vaticano.
 
Todos estamos condicionados, pero hay algunos que no lo saben, otros que no lo reconocen ni hacen nada para desacondicionarse.
 
Las enfermedades mentales tienen la misma dinámica que las físicas, obedecen al mismo paradigma, son una expresión de la vida sin poder manifestarse adecuadamente. Igual cuando un cuerpo tiene alguna anormalidad física o enfermedad. Así mismo sucede cuando un árbol no puede desarrollarse, por su espacio donde está ubicado, porque el frío o la calor lo ha deteriorado.
La cuestión es, ¿Las enfermedades –sean mentales o físicas- son las consecuencias de los malos actos de los humanos, que generan desorden en todos los ámbitos? El desorden quiere decir, pasar hambre, aislar a alguien o acosarlo –bullying-, explotarlo, etc. De la misma manera que a un árbol, se le puede maltratar hiriéndolo, sin ser regado, echándole basura cerca de él, construyendo una casa cerca de él, etc.
Es evidente que todo daño tiene la misma causa y genera su efecto. Por lo que, uno es también responsable de toda enfermedad, que es un daño que hacemos a los demás por nuestra manera de vivir desordenada. El mismo acto de generar ansiedad en los demás –acelerando o ralentizando excesivamente nuestra manera de comportarnos ante ciertos retos-, ya es un motivo para desarrollar una enfermedad, sea mental o física. Tanto en uno como en los demás. Gracias por el aporte, Juan.
 
Las drogas todas son igual, pero las más fuertes e ilegalizadas tienen su plus de peligrosidad. Falta saber que si se legalizaran todas y se vendieran como fármacos, controlados por los médicos, psiquiatras, psicólogos, etc., ¿cuál serían los resultados? Gracias, por el aporte.
 
Ese placer tan estúpido podría salirle caro -si es que no le importan las consecuencias de la imprudencia-. Eso demuestra lo mal que estamos, lo aburridos que vivimos, necesitando cada vez más riesgo, excitación, vanidad, exhibicionismo.
 
¿Cómo podemos saber lo que es el nirvana si no lo hemos experimentado? ¿Hay alguien que pueda medir que tiene la capacidad para estar en nirvana? ¿Existe un jurado examinador, para decir quiénes están en nirvana o no? ¿Y quiénes otorgarían la autoridad a esos que examinan para declarar a los aptos para el nirvana?
Eso demuestra lo ignorantes que somos, lo supersticiosos, lo obedientes que somos al aceptar la tradición, lo viejo y repetitivo. Cuando todo eso es un cuento.
Lo importante no son las metas, los paraísos, lo que nos han dicho, lo verdadero es: ¿Cómo nos liberamos del dolor? Y el apego a lo que sea es dolor, depender de algo es dolor, aferrarse a algo o a alguien es dolor. Sólo cuando comprendemos y descartamos, vamos más allá de todo eso a lo que nos hemos esclavizado, haciéndonos dependientes, adictos, es cuando podemos hablar de liberación.
 
Mertx. Cuando dices sobre las drogas: ‘Bueno soy partidaria de que, todo consumido moderadamente, siendo conscientes de ello y utilizándolo para bien común y personal, bien venido sea, llámese como sea’. Eso qué quiere decir, ¿qué estás de acuerdo, pero no, pero sí? Las drogas todas son peligrosas -hablemos de las químicas, luego si quieres de las mentales-, porque nos alteran liberándonos ciertas facetas tristes, angustiantes, confusas. Entonces, alguien que las toma, como son tan rápidas, el cambio es algo que no se puede manejar. Además la mayoría que toman drogas lo hacen en ambientes de mucho bullicio y alteración, por lo que uno aún puede dominar menos la situación.
Por tanto, si uno sabe lo que son realmente las drogas, ¿para qué tomarlas en poca cantidad, si ya van por la pendiente de pasar de todo? Y cuando alguien pasa de todo, es cuando empieza realmente el peligro.
 
 
Di tú, Emilio, si quieres, tu visión, para ver cuál es. Y si es buena, regular, mala, excelente,. etc.
 
Cuando uno sabe lo que es una pistola de verdad, ¿para qué la quiere llevar encima o tenerla en casa? O tener una motocicleta poderosa que pueda correr como lo hacen, con todo el peligro que ello conlleva. 
 
Emilio, vive y deja vivir. Eso también hay que decírselo a los que ponen en riesgo sus vidas y luego hay que curarlos, ponerles piernas ortopédicas, o pagarles pensiones, porque disfrutaban de hacer tonterías con las motos. Y con las pistolas, es tan evidente el peligro y lo que deben de enloquecer a los que las poseen que no quiero ni entrar en ello.
Las drogas, no solo afectan al que las toma, sino a todos los demás también.
 
Sí, ya lo sé, Mertx. Pero, esas ‘drogas’ alimentarias son para comer, y aunque también ensucian el cuerpo, no son lo mismo como el café, el tabaco, el alcohol, y las drogas ilegales. Nosotros, tenemos muchos problemas y no hace falta añadir otros más. Porque todo está unido. Y un drogadicto, que toma alcohol, conduciendo el coche eso afecta a todos, tanto que va en ello las desgracias.
 
Sí, Edward, está escrito en la legua catalana, que es la hablada en las Islas Baleares, en algunos lugares de Cerdeña, también en Nápoles, en el Sur de Francia, en Cataluña y el País Valenciano -lo que se llama Valencia-. Aunque en cada sitio tiene unas variantes peculiares en cuanto a la fonética. Pues al ser un idioma que no tiene estado, está mal protegido, ya que el estado español tiene miedo a que esa región de habla catalana se independice. El mismo dictador Franco -estos que hay ahora en el gobierno son su descendientes herederos de derechas, rozando la extrema derecha que está incluida en su partido-, cuando acabó la guerra civil, la prohibió, cambio los nombres de las calles y todos los que eran catalanes. Cuando murió el dictador, entonces llegó lo que tiene que llegar cuando muere un tirano: vuelve casi todo lo que reprimió y aplastó.
 
Los estupefacientes ayudan a ver la falsedad de la mente, como lo puede hacer un viaje o un evento inesperado que nos proporciona una sacudida. Porque, todas esas circunstancias nos hacen ir más allá de lo superficial, donde todo se ve más claramente. Y entonces uno se conoce más él mismo y también más a los demás. Eso no quiere decir que es definitivo en el sentido de hacer un cambio radical, sino que es una información, un descubrimiento de lo que somos realmente sin velos ni mentiras ni falsedades.
Como ya he dicho cuando uno hace un largo viaje, también tiene esa sensación de que uno no es de ese mundo que es su lugar donde vive. Aunque eso suele pasar rápidamente, sin que haya una nueva manera de encarar la vida.