Torni Segarra

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¿Qué es el nirvana, se puede explicar, quién lo va a explicar, tú? Y, ¿quién va a decir que lo que tú dices que es el nirvana es cierto o no? ¿Hay un tribunal que determine quién está en nirvana o no? Por lo que todo es tan infantil y ridículo, todo un entretenimiento, una ilusión.
Nos creemos muy inteligentes y vanidosos, repitiendo palabras imposibles, irreales y absurdas. Cuando lo realmente importante es lo que hago con mi vida, con mi división y mi conflicto, con la guerra que tengo con todos: mi marido o mujer, con mis hijos, con los compañeros de trabajo, con los políticos, con los que no piensan conmigo. Ese es todo el problema. Y si no lo resolvemos, la guerra con su horror de la violencia estará ahí.
 
Cuando uno se da cuenta, como un hecho no como una mera declaración, de que el observador es lo observado, de que tú eres yo y yo soy tú, es cuando todo el problema de la división y la fragmentación desaparecen. No hace falta recurrir a religión alguna para ver que el verdadero y único problema que tenemos, es la división interna. Que al salir al exterior va a generar los conflicto y el desorden en que vivimos.
 
Cuán atrevida es la ignorancia. Pero desafortunadamente el ignorante no se da cuenta de su propia ignorancia.
 
Gracias, Drona. ¿Por qué lo que está ensamblado, con tuercas y tornillos, con piezas, etc., no se sueltan y vaga por el espacio tanto dentro como fuera de la estación espacial?
 
Por favor, Drona, puedes explicar lo que significa ‘NERD’.
No hablamos de ti, hablamos de todos. Porque todos somos iguales, participamos del mismo paradigma físico y psicológico.
 
Hasta que no veas, que todos participamos del mismo paradigma para vivir: comer, y para ello conseguir comida, desear a alguien como más especial para compartir la vida, tener sexo, hijos, realizar proyectos, buscar la seguridad psicológica, no entenderás ni tampoco a las personas.
 
No has contestado por qué la flauta se va de la mano de la astronauta y los tornillos y tuercas no lo hacen. El ejemplo del vaso no es lo mismo, porque el vaso, como posibilidad de recoger agua para llevarla a la boca, siempre ha estado inventado: la palma de la mano naciendo que forme una concavidad.
 
¿Para qué quieres ganar todo el mundo -la ciencia, las personas, dinero, poder, vanidad- si pierdes tu vida? Drona, la ciencia, el dinero, la autoridad, las leyes, tienen su lugar y su momento. Pero, ellas por sí mismas no solucionan el problema de nosotros los humanos. Prueba de ello, es que aunque hayamos evolucionado tanto en el ámbito tecnológico, no lo hayamos hecho en el ámbito psicológico, espiritual, humanitario.
 
Drona, ves con cuidado con las palabras. Porque si profundizamos, veremos que todos tenemos miedo a la muerte, al dolor, a la soledad, a fracasar, a ser un don nadie, es decir como un hombre cualquiera que sube o baja del metro y se va por la calle. No importa que se viva en un iglú en el polo norte, en el desierto africano de miles de kilómetros o en una selva, todos participamos del mismo paradigma de la división y todo lo que ella conlleva, genera, nos trae queramos o no, seamos conscientes o inconscientes.
 
Lo que tú creas, lo que crea otros o lo que creo yo, eso no tiene ningún sentido ni valor. Porque alguien te pude decir, que él cree que dos y uno hacen cuatro. ¿Entiendes, Drona? La prueba está que tu dios no es el mismo de los otros.
Ahora bien, ¿entonces estamos bloqueados? Podemos investigar, inquirir, mirar desde varios ángulos, etc., ¿no?
 
Ni Obama ni Europa no pueden hacer nada, para que Israel ponga fin a su genocidio que sigue haciendo en Palestina, mientras exista los fundamentalistas islámicos, que hacen la guerra santa contra el Occidente pagano, idolatra, corrupto y degenerado. O, esa es la excusa para no hacer nada como lo hacen contra otros países, que según ellos, se desmadran y les plantan cara sin hacerles ningún caso, desobedeciéndolos.
 
Drona. Esa es nuestra ilusión, ver algo tan natural como la muerte, miedo, sufrimiento, la enfermedad, la vejez, etc., como algo que hay que apartar, esconder. Pero, por eso hay tantos psiquiatras, psicólogos, gurús, tantas novelas con sus propias historietas que las presentan como si fueran ciertas, en que todo se convierte en un entretenimiento, en una especie de narcótico. Pero, eso que escondemos y apartamos, como todos sabemos, está a la vuelta de la esquina.
 
Esto es aún más profundo, desde pequeños se nos enseña a ganar, a vencer, a ser implacables y competitivos en todo lo que hacemos. Y desde ahí a empuñar un arma para entrenarse para matar, hay sólo un paso. Todo lo que viene después viene rodado, con la glorificación del país, de una idea, de una religión, de su defensa, del miedo, de la victoria.
 
La huida, la reacción, genera dolor. Porque, el entendimiento necesita atención. Cuando la atención está en su totalidad, es cuando opera la inteligencia. Y donde antes se veían problemas, ahora son cosas de la vida que van y vienen.
 
Nosotros no podemos saber exactamente los motivos de las matanzas. Pero sí que sabemos que antes de las matanzas haya muchos preparativos, inventos de material bélico que lleva a las matanzas. Y por supuesto, también hay un comportamiento que es la raíz de toda violencia y guerra: la división, el miedo, que genera los conflictos y toda su dinámica hasta matar a las personas.
 
Uno ha de tener gratitud por todo, por estar aquí en la vida. Porque la vida es un regalo. Cada día, cada instante es el milagro por el que hay que tener gratitud. Gratitud también por no irnos peor de lo que nos va, de no sufrir más todavía que lo hacemos, de no tener más enemigos de los que tenemos.
¿Qué hacemos nosotros? En vez de tener gratitud, somos pedigüeños. Y como no sabemos, todo lo complicamos más.