Torni Segarra

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La popularidad es la vulgaridad de la superficialidad. La verdad, necesita otro ambiente profundo y no mundano. La popularidad, es la corrupción aceptada. La verdad la moralidad que ve donde está el mal, el daño.
 
El ‘Déjà vu’ -ya visto, sentido, vivido, etc.-, puede que sea una alucinación momentánea. En Wikipedia, hay una información extensa.
 
Todas las opiniones son del pensamiento. Pero, si vamos más allá del pensamiento lo que queda es la verdad desnuda. Yo te puedo decir que res inteligente y puede que lo sientas como verdad, o como simplemente un halago. Pero, si vamos allá de las palabras, es cuando descubrimos la verdad de eso, si es un halago o verdadero, la verdad.
 
"No hay pensamiento sin prejuicios, no hay amor incondicional sin el silencio de la mente".
El pensamiento, lleva consigo el pasado -gustos y disgusto, agradable o feo-. Cuando uno va más allá de todo esto, llega el amor y su silencio.
 
Para investigar profundamente tenemos que descartar todo lo superficial, lo que nos distrae y se convierte en una pérdida de tiempo. Ser serio, es arduo porque nos deja solos ante el reto, que es la vida, nuestras vidas. Por eso, al ver ese panorama, la mayoría se dedica a la superficialidad, la banalidad. Pero, para tener sensibilidad, hace falta ver realmente cómo funciona la vida, cómo funciona el pensamiento. Y, con el ruido de la vulgaridad, la cháchara, no es posible tener la energía suficiente para escrutar lo que está más allá de lo superficial y banal.
 
En lo material y lo físico hay dualidad: día y noche, joven y viejo, salado o dulce. Pero en el ámbito psicológico, ¿hay dualidad alguna? Cuando la hay, es cuando empiezan a venir los problemas, ¿no? Estamos viendo la televisión, un programa, si lo miro sin dualidad todo va bien, pero cuando digo: esto es una pérdida de tiempo, un fastidio, es vulgar, banal, todo empieza a complicarse para mí y los que están conmigo. ¿Por qué en un instante non podemos decidir si sigo viendo el programa o no? ¿Por qué es que he puesto ese programa de televisión, o he abierto el ordenador? ¿Tenemos realmente la necesidad de eso que estamos haciendo, o es algo que hacemos porque no se hacer otra cosa?
Eso es como la comida, si tenemos hambre comemos. Si no tengo hambre, pienso quiero descubrir qué comeré, si lo que hay me gusta o no me gusta.
 
"La violencia no cesará hasta que encontremos una manera de hacer dinero de la paz"-
Esto parece una contradicción, ¿no? Si la paz –la ausencia de conflicto-, tiene como fin un deseo de conseguir algo. seguimos en el mismo ámbito del conflicto, de la violencia. Porque, a todo deseo de conseguir algo –por noble y adecuado que sea-, se antepone otro deseo que se resiste.
Sería ese mismo juego dual que tienen los que quieren reducir las armas de fuego y los partidarios de las armas -Asociación Nacional del Rifle- que se oponen. Es decir, ambos tienen un mismo deseo: vencer, ganar, triunfar, que son los ingredientes de la violencia.
Por tanto, mientras no comprendamos todo el proceso del deseo, todo intento de que no haya masacres, muertes, terrorismo y guerra es una ilusión. Porque, a cada acción hay una reacción, en una dinámica que no tiene fin. Hasta que todo eso del deseo, si origen y su desarrollo, sea comprendido.
 
Vacíos quiere decir que uno no se aferra a nada ni a nadie. Uno puede vivir la vida cotidiana, estando vacío. Solamente tiene que morir a cada segundo que ha pasado, sin acumular ni guardar lo que ya ha vivido. Y con ese vacío –sin nada que se interponga-, uno puede responder adecuadamente a cualquier reto que le llegue, no importa el que sea. Porque no hay nadie, con su pasado que recuerde, que responda.
 
El ser humano, haga lo que haga, va en pos de la seguridad, mientras tenga miedo, sienta temor. Pero, una vez comprendido este miedo y temor, entonces el buscar toca a su fin. Porque, en realidad toda búsqueda siempre es para su propio beneficio, ya que es lo que lo deja en el ámbito de la seguridad. Eso es lo que hacen los animales: no pierden el tiempo, si lo necesitan para sobrevivir lo toman, si no, sea lo que sea, lo dejan.
Nosotros, aunque tenemos la parte animal, podemos ir más allá de ese único deseo de seguridad, ya sea material o psicológico.
 
He leído tu entrevista de ayer en… Gracias.
Y me ha sorprendido lo que dijiste: ‘No hay horizontes’. Dices que no hubieras podido imaginar hace 50 años, que te quedarías sin horizontes. Sin embargo, esto es un modo de ver la vida superficialmente. Porque, en la vida siempre hay que hacer. Pues, la vida no sólo es tener un bienestar material, sino liberarse del condicionamiento heredado de nuestros antepasados. El acondicionamiento, es la manera que tenemos de vivir que es como la de los animales. Es decir, como los animales, también estamos programados para sobrevivir, pues, ellos no pueden hacer otra cosa que seguir la programación, están sometidos a ella.
Pero nosotros-a diferencia de los animales-sí podemos ir más allá de nuestra programación. Todo lo que hemos sido -desde hace un millón de años- y somos, está depositado en la memoria. Esta memoria es el contenido del pensamiento. Y el pensamiento ha inventado el ‘yo’, el ego. El ‘yo’, se genera, sale cuando comenzamos a ser conscientes de que nosotros éramos, teníamos vida propia. Que éramos conscientes de todo lo que pasaba, como el ayer, el hoy y el mañana-el tiempo psicológico-.
El ‘yo’, es el que se ha erigido en el director, el que quiere dirigir la vida. Pero, este ‘yo’, que es tiempo, es material, ya que siempre es el pasado y todo lo que haga es el pasado. Y qué es el pasado sino división, fragmentación y conflicto? Conflicto entre ‘tú’ y ‘yo’, entre ‘nosotros’ y ‘vosotros’. Y esta división, es la que nos ha hecho tal cual somos, es la que ha hecho posible esta sociedad corrupta y inmoral, de unos contra otros. Este ‘yo’ divisivo, es el que ha inventado los nacionalismos -ya sean grandes o pequeños-, las razas, la tribu, las religiones organizadas, los partidos políticos, las ideas y teorías.
Por tanto, nuestro trabajo es ver todo esto, comprenderlo y vivirlo. Es decir, liberarse del ‘yo’, que es nuestro condicionamiento. Pues, hasta que no nos liberamos de ese ‘yo’, seremos repetitivos, de segunda mano, viejos y feos, capaces de matar por las ideas y teorías de todo tipo. Ya que la división, nos hace insensibles e indolentes al dolor y al sufrimiento de los demás. Con afecto y con cariño.