Torni Segarra

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Alfredo. La realidad, es todo un conjunto y es fragmentada, dividida, ¿no? Por tanto, hay que ver las dos caras de la moneda, la del aburrimiento por desesperación de no conseguir lo que queremos; y la otra de satisfacción momentánea por haber conseguido algo que queríamos.
Pero para investigar yendo a la raíz, es preciso encararlo negativamente. Pues, es de la única manera que el ‘yo’ no interviene ni se inmiscuye. Por eso, es que con ese inquirir negativamente tenemos miedo, porque al encararlo negativamente vamos hacia lo desconocido, el vacío, la nada, que es la verdad, que no es tuya ni mía ni de nadie.
Pero claro, ese vacío, ese nada, fruto del encarar negativamente los retos, es lo que nos espanta y volvemos a la vulgaridad, a la banalidad, a lo superficial, que es donde nos encontramos con todos los que son sumisos al establishment, obedientes a su condicionamiento.
 
Pero, Enghebertb, no hay que perder el norte, el rumbo. Todos son iguales, ¿verdad? El de izquierda y el de derecha es lo mismo. Pero, no son lo mismo. Una pregunta, ¿por qué estás en este grupo y no en otro, si todos son iguales?, ¿Por qué quieres comer saludablemente si todo es la misma comida: energía? Por esa misma razón de que todos son iguales, ¿deberíamos aceptar un régimen sin cuestionarlo como los nazis? Más todavía, las mujeres y los hombres somos iguales, pero no lo somos, y tú lo sabes, todos los sabemos, como nosotros los hombres no somos como ellas.
Es muy importante ver siempre la realdad, no la realidad que más me conviene y me satisface. Pero no queremos asumir esa realidad incuestionable, queremos inventar otra. Y entonces aparecen todos los problemas: división, crueldad, violencia, guerra, los incendios de hospitales, de repetidores de televisión, las casas de los que digo que son mis enemigos, generar la anarquía del que cada uno hace lo que quiere, buscar a los aliados más violentos, poderosos y guerreros para que me ayuden. Y al final la muerte violenta, o más lenta, porque no solo se mata con las balas, las bombas, hay quienes asesinan suave y lentamente.
 
Per a Joaquim Bellmunt, oncólogo, Dana-Farber, Universidad de Harvard (Boston).
Ha sido una sorpresa ver tu escrito en el diario…, de hoy, donde cuentas los sentimientos, el ambiente psicológico de los bostonianos. No sé si tienes algún amigo o conocido, que ha sufrido directamente como consecuencia del atentado. Si tienes alguno, dale algo de mi parte si es que le puede aliviar o ayudar.
Eso que has descrito tan bien detallado, sin florituras ni rodeos, me ha transportado al lugar de los hechos, a las calles de Boston. A eso también me ha ayudado las repetidas imágenes emitidas por televisión y la prensa, de todo lo que sucedió y sucede allí estos días. Y, me he acordado de las miles y miles de víctimas, que les lanzan un proyectil o una bomba por los aires donde viven, encima de sus casas, en su calle, en su barrio. Si ahí en Boston por lo que ha sucedido, se ha montado tal revuelo, ¿qué habrían de hacer, por ejemplo los árabes de Palestina, que tienen tan poca infraestructura como hay ahí, cuando les lanzan las bombas a los edificios de bloques de apartamentos, que se les corta la luz, el agua, olvidados por todo el mundo, sin ayuda porque son unos apestados, pobres, sin nada que ofrecer materialmente –ni inventos, ni objetos fabricados, etc.? ¿Nos estamos comunicando, Joaquim? ¿Qué les pasará a los pobres aldeanos, pueblerinos, que les lanzan los drones bombas encima de sus casas, calles, etc., en Afganistán,  o en cualquier otra parte del mundo? No lo quiero ni pensar el horror y el dolor, la impotencia, que sufrirán, como lo han sufrido ahí en Boston, con todas las comodidades, todos los hospitales, las ambulancias, los servicios médicos, de auxilio y ayuda.
Creo, que los bostonianos y los estadunidenses deberían de pensar más en los otros y darse cuenta de lo que están haciendo por todo el mundo. Cuya consecuencia, como lo hemos dicho muchas veces, es el odio y la rabia por su impunidad, por su crueldad. Odio, que lanza a los que se sienten maltratados, agraviados, humillados, tratados como si no fueran humanos, a hacer cosas indeseables.
 
Gracias, Jahaziel, por mostrarnos al fin algo verdaderamente real y verdadero.
 
Comprendo lo que quieres decir, Alfredo. Pero, a la hora de comunicarnos las palabras tienen una parte que sin la complicidad, sin el mirar en la misma dirección, yendo más allá de las palabras, la comunicación no es posible, no puede ser, o es muy superficial.
La complicidad es vital para la comunicación. Cuando dos amigos se encuentran, sin usar casi palabras se comunican, hay comprensión, entendimiento.
 
El mensaje es para ellos –para los demás que lo lean-, pero si uno no vive lo que dice ese mensaje, perdemos los dos. Si ganamos, ganamos los dos. El amor es así o ganan todos o el amor no puede ser.
 
‘¿Por qué si crítico a un gobierno de izquierda me hace ser de derechas?’. Lo que te hace de derechas es lo que tú haces y dónde quieres ir aparar, es decir, cuál es el fin. Porque, en realidad el único problema somos nosotros, cada uno. Por tanto, el problema que veo en los otros, que yo taqmbié3n lo tengo, lo tengo que resolver yo mismo. Si no todo es una tontería: ‘Haz lo que yo diga, pero no hagas lo que yo hago’. Es decir, ‘tú sé compasivo, renuncia, sé humanista dando todo lo que te sobra, pero a mí déjame que viva como quiera’.
 
‘No tengas pánico, organízate’. ¿Eso es una realidad? No lo es. En la selva africana, las praderas, miles de ñus no lo hacen ante un solo depredador. Esa es su programación para que pueda funcionar la vida. Los hombres, también podríamos organizarnos, más aún, para un buen fin. Pero, internamente también somos como los animales –seguimos teniendo el ‘yo’-. Ese ‘yo’, que nos hace competitivos, y por tanto, insensibles, defensores solamente de lo nuestro.
 
Eso quiere decir que los dos están liberados, han ido más allá del ‘yo’. Y como consecuencia, ha llegado la inteligencia. Pero, o los dos han cedido, o uno ha tenido que ceder a su deseo por el otro. Pues, mientras haya división, con su conflicto, la inteligencia no podrá ser, no podrá operar.
 
¿Puede haber creación alguna dónde hay división, conflicto? Para que haya creación, la energía ha de ser en su totalidad, no restringida por nada. Pero, si hay un fragmento que se divide de la totalidad, la energía se pierde y no llega completa.
Para crear, para que algo tenga excelencia, la energía no ha de estar constreñida ni menguada por nada. Y en eso, es el orden, que es amor.