Torni Segarra

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Pero la paz no sale de la pared en blanco. Si tus vecinos te maltratan, te desprecian, etc. ¿Tú tendrás paz?
 
Para que no haya guerra, violaciones, bombardeos diarios, terrorismo, etc., uno tiene que preparar el terreno. ¿Creemos qué viviendo como vivimos, en la absoluta indiferencia por la pobreza, por el tercer mundo, invadiendo países como nos da la gana, va haber paz?
 Una vez el incendio está en su apogeo ya no hay nada que hacer. El trabajo está en que no haya incendios.
 
¿Eso cuándo va a ser? Porque el tiempo pasa y pasa. Eso ha de ser ahora, en este mismo instante. Pero, ese despertar no ha de ser para dominar, ser brutal, crueles y despiadadas. El verdadero cambio implica la liberación de todo eso que es lo que da continuidad al conflicto y a la guerra.
 
¿Por qué hemos de tener miedo a las personas? ¿Es por qué nos sentimos culpables porque hacemos algo inadecuadamente? Cuando alguien actúa adecuadamente ve a todas las personas por igual, ya sean cobrizas, rubias, negras, medio oscuros, cultos o no, mujeres u hombres. Una persona que no quiere problemas, no los siembra. Ni los problemas arraigan en él.
 
La educación para que tenga un verdadero sentido en cuanto a crear un ser humano no corrupto ni inmoral, ha de atender a los estudios técnicos para poder ganarse la vida. Y también tiene que incluir e incidir en que la vida es, además de la parte material, de trabajo, etc., el descubrirnos cómo somos, ver cómo funciona la vida, la naturaleza, todo lo que existe. Y darnos cuenta que para poder ver correctamente la realidad, lo que es, es preciso estar libre de división y conflicto.
La educación es generar en las personas lo necesario para que comprendan, que la división y el conflicto, es el mayor de los peligros para la paz, las buenas relaciones,         para que estén libres de violencia y de guerra.
 
Una opinión no es un hecho, cada uno tiene sus opiniones, y de ahí, llega el conflicto, el desorden. Y cada opinión está sometida a un beneficio o un desprecio: si uno dice que mi coche no es muy bueno, esa opinión puede que sea verdad y se enfrente con la mía, que es que mi coche es bueno. Por eso, para no tener opiniones, atenerse a lo hechos, hay que ser completamente sincero con lo que es, la realidad.
 
Los ataques en el astral, en lo esotérico, en internet, etc., son como los microbios y las bacterias, siempre están ahí haciendo su trabajo. Pero, nosotros hemos de hacer también nuestro trabajo: poner orden en nuestras vidas, en nuestra manera dc vivir.
 
Esa educación tan inadecuada, haciendo hincapié en el logro material, es la que genera la insensibilidad, división y el conflicto de unos contra otros. Pues, el triunfo basado en la división, siempre es a costa de otro, es creando un daño a los otros. De ahí, que una educación tan superficial haya de generar la sociedad que hemos construido entre todos: con sus enfrentamientos, sus deseos de vencer y triunfar en todos los ámbitos. Y cuya consecuencia final es la contienda, la violencia y la guerra.
 
Y ese espacio desde donde venimos, es la nada. Pues, sin vivir en la nada, sin ideas ni teorías, la ilusión de que somos el actor principal de la obra que interpretamos en la vida, seguirá. Provocando, generando, más de lo mismo que somos ahora: egoísmo, indiferencia, brutalidad, y toda clase de conflictos y luchas. Lo que fatalmente nos lleva la violencia y a la guerra.
 
Ese vivir y morir sin cesar que es lo que es la vida. El problema está cuando no lo vivimos en el ámbito psicológico. Pues, la muerte del cuerpo ha de llegar a pesar de nosotros. Pero la muerte psicológica es algo que depende de cada uno de nosotros. Uno ha de morir a cada instante a todo lo que se ha dicho, lo que se ha hecho, a todo el pasado. Sólo así la muerte y la vida tiene un sentido completo y verdadero.
 
Lo irreal es una ilusión, por tanto no existe realmente. Pero, en el momento en que nosotros vivimos con esa ilusión irreal, ya le damos naturaleza y la hacemos real. Por eso, hay que comprender qué es la ilusión y ver por qué está tan arraigada dentro de nosotros. Y es el miedo, que también es una ilusión, el que crea a su vez todas las ilusiones irreales: ideas y teorías religiosas, políticas, de no-violencia, de igualdad, de buenos y malos.
Si decimos que el tiempo psicológico es irreal, una ilusión, pero tenemos proyectos, si vivimos para el futuro, mirando al pasado, o atrapados en el presente, entonces todo sigue siendo una ilusión, sin haber comprendido.
 
Los que tienen mucho poder, tal vez, sólo descubren la verdad cuando son desposeídos de su poder. Mientras están en el poder, siguen dentro de ese grupo de aduladores temerosos de perder las influencias, así que callan y dan la espalda a la verdad.
 
Tanto si decimos con seguridad, enfáticamente que va a llover, como si decimos de la misma manera que no va a llover, es una tontería. Como también es una tontería lo que estoy diciendo. Por eso, la actitud de: No, no, no sé, pero sí, sí, sí que sé. Y, al revés: Sí, sí, sí que sé, pero no, no, no sé. Es la que nos deja realmente en la verdad.
 
Si el tiempo continúa muy sutilmente, ¿dónde está el problema? En la meditación todo continúa como siempre: el frío, el calor, los miedos, las tristezas y alegrías, la violencia, el tiempo, etc. Pero, al no haber identificación con ello a medida que van viniendo van pasando, desapareciendo. La pregunta es: ¿Puede el tiempo psicológico, es decir el ‘yo’, desaparecer definitivamente?
 
Los milagros no existen, pero cosas inexplicables al entendimiento nuestro, sí. El mismo hecho de estar vivos todavía, es ¿comprensible para nosotros?
 
Y cuando uno sube o baja las escaleras lo hace sin ser consciente de los escalones. Eso es porque la inteligencia está operando, si no hay división ni conflicto.  Pero, prosigue la misma pregunta: ¿Por qué, es que esa unión tan perfecta entre el cuerpo y la mente, tan total,  desaparece y vuelve a aparecer caprichosa y recurrentemente?