Torni Segarra

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Todos los problemas que tenemos, son debidos a la división. Pues, al estar divididos el que está operando es el ‘yo’ y sus problemas. Que es todo lo contrario de estar consciente pasivamente, que es cuando hemos ido más allá, al comprender lo que es la división y el ‘yo’.
 
He leído tu entrevista de hoy en el diario… Gracias.
No se puede saber, es un misterio, cuándo un grupo de personas respondan violentamente contra algo que les irrita, los desprecia, los humilla, les hace sufrir en todos los ámbitos de su vida. Teóricamente, la respuesta obedece a una provocación que haga daño. Pero saber el límite que podamos soportar, es algo que no podemos controlar ni manejar.
Porque si se rebasa ese límite que lleva a la violencia, entonces todo se puede complicar. O no. Pues, en realidad sabemos poco sobre las últimas causas que dan lugar al estallido de la violencia, su continuidad o no. Después, cuando ya ha ocurrido, se ve todo con su lógica matemática -que puede fallar en el ámbito psicológico-. Pero antes del estallido no hay manera de anticiparlo.
Esa prueba la puedes hacer contigo mismo, Joachim. Porque nosotros, todos tenemos las mismas reacciones ante los mismos retos. Todo depende de cómo estemos internamente. Y del reto que nos envíen, nos llega. Y la respuesta está determinada por muchos factores que no podemos controlar: agotamiento mental o físico, los respaldos y apoyos que recibimos o contamos con ellos, la intensidad del agravio y la agresión, y lo que tenemos que exponer, etc.
 
Hay algo que también es determinante: el dolor es algo que no se puede medir, para el que lo observa o analiza. Porque, lo que uno no resista, otro sí que lo puede resistir. Creo que eso está claro. Un europeo, si los africanos nos trataran brutalmente, pronto nos sublevaríamos. Pues ellos, son mucho más duros y fuertes que nosotros, y nos aplicarían la dureza que se aplican entre ellos. Por tanto, la experiencia del dolor es relativa. Cuando más desarrollados económicamente, más ricos somos, también somos más débiles para poder soportar los reveses, las complicaciones, los sufrimientos físicos.
 
He leído tu entrevista de hoy en el diario… Gracias.
Cuando dices, a la pregunta, ¿Cómo es usted como madre?: ‘Muy rigorosa y exigente. Estoy convencida de que internamente los hijos nos reclaman que les pongamos límites, los necesitan’, eso es una opinión. Porque la necesidad de libertad es tan poderosa que tendemos a hacer lo que más necesitamos paras sentirnos libres.
Los niños, los hijos, son como nosotros los mayores. Entonces, para comprender a nuestros hijos, solamente nos hemos de comprender realmente a nosotros mismos. Esto es así de maravilloso, porque de esta manera no nos dividiremos de ellos, pues sabremos en cada momento y situación, lo que necesitan y cuáles son las pulsiones que les hacen actuar de una determinada manera.
 
Todos tenemos retos, que nos ponen a prueba, y los niños y jóvenes también. Y la rigurosidad, creo que no es una buena actitud ante la ternura de un niño. Porque, el problema de la relación no se arregla imponiendo ni hablando sin parar, dando órdenes, sino con la manera cómo vivimos. Ya que los padres, o las madres como es en tu caso, han de hablar con hechos, con lo que hacemos con cada reto que nos llega.
Si los padres, y las madres, quisieran de verdad a sus hijos, no aceptarían ni tolerarían esta corrupta sociedad. Que aunque los cuida, les da todo lo que necesitan, luego los echan a la guerra para que los maten. Ya que nuestra manera de vivir, genera la guerra.
 
He leído tu entrevista de hoy en el diario…   Gracias.
Lo que ha de venir, lo que nos tiene que pasar, no lo podemos saber. Sólo sabemos que moriremos. Por eso, si tú dices que no soportarías una relación determinada con una persona, y por tanto, otro que tiene esa misma relación, tiene que fracasar, eso es una superficialidad. Porque, cada cual tiene una capacidad y resistencia ante la vida, dentro de los límites que tiene cada cual.
Por eso, el que dice que sabe es que no sabe. Porque todo es infinito. Y para saberlo todo habíamos de ser, vivir en el infinito. Y para ello, deberíamos de dejar de ser la parte y convertirnos en el todo, lo total, lo eterno.
Respecto a la violencia, sucede lo mismo. ¿Quién es no violento totalmente? ¿Quién en esta sociedad, corrupta e inmoral, cruel y brutal, no genera violencia, cuando explotamos a los pobres, a los países más pobres? Esta sociedad que fabrica armas para asesinar en masa en las guerras, que las vende a sus amigos para que sean igual de asesinos que ellos. Que torturen y cambien los gobiernos, porque el que hay va contra sus riquezas y su mafia de amigos, que se enriquecen mediante toda clase de argucias e inmoralidades.
Por eso, dar toda la culpa de lo que sucede a uno solamente, y ponerse en un bando contra el otro, también es una superficialidad, que nos divide y provoca la violencia. La violencia, es miedo, es egoísmo, es lucha, la vanidad de querer siempre ganar y vencer. Y como eso siempre no puede ser, es cuando llega el conflicto con la realidad que no me gusta. E invento otra realidad, que sí que me gusta: la de la corrupción, la de los policías y los ejércitos. Que dan protección a los políticos y sus instituciones.
 
Cuando uno cuestiona lo fuertemente establecido,-como en el caso de Giordano Bruno donde no se le aceptaba la teoría- sobre los múltiples sistemas solares y sobre la infinitud del universo, no solo estaba la parte científica de la época. Sino que estaba todo el sistema cultural, psicológico, político y religioso.
Pues, cuando se cuestionó el viejo sistema, los que se creían que eran el centro incuestionable de todo –reyes, papas, aristócratas y poderosos- vieron en eso el peligro que era. Pues venía a decir que todos somos iguales, como los son las estrellas y los planetas, todo lo que existe en la naturaleza.
 
Mientras no comprendamos el miedo y el temor, que es el que nos divide internamente, ese mismo paradigma de defensa y ataque, que funciona desde hace un millón de años, seguirá en nosotros. Por eso, sin comprender cómo y de qué manera funcionan nuestros pensamientos, todo lo que inventemos y hagamos, creyendo que es tan importante, novedoso, aparentemente gratificante,  no será suficiente para erradicar el conflicto, la violencia y la guerra. Como lo demuestra este último millón de años, donde ni un solo día ha habido paz, sin violencia, en la tierra, es decir en la mente humana. Porque el miedo y el temor siempre han estado, y están, ahí. Y cada cosa que hemos hecho, ha sido para prepararnos para vencer eso que nos provoca el miedo –el otro, nuestro competidor, que vemos como el enemigo que es-, sin llegar a comprenderlo e ir más allá de él. Porque nosotros no nos comprendemos, de manera que en esa comprensión lleve consigo la verdadera acción, que genere orden, sin conflicto que es el miedo y el temor. Así que, de esa manera de ver, de esa comprensión, el ver y la acción sean la misma cosa, sean lo mismo.