Torni Segarra

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No lo complique más, Enghel, mi percepción es la misma que te hace decir: ‘¿Bajo qué argumentos dices que un animal no puede percibir como el hombre?’, pero cambiando los sujetos. ¿Cómo sabes que una animal percibe como los hombres?
Especular, es de ociosos para entretenerse. Así que, no te esfuerces en convencerme pues no puedes. Como tampoco te puedo convencer a ti. Para que dos personas puedan comunicarse, han de mirar en la misma dirección. Gracias, por tu colaboración.
 
Con respecto que a los animales una buena parte tiene admiración y respeto. ¿No sé en que te basas, Mecano? Ahí está la tortura y asesinato, por placer y diversión de los toros. También las cacería, los safaris, los zoos, los circos, los animales de carga, los que nos dan leche y carne, que son nacidos exclusivamente para explotarlos y matarlos. ¿Cuántos vegetarianos puede haber en el mundo, el 1 por un millón de personas?
En cuanto a la especulación, en el ámbito psicológico la especulación es negativa, porque nos lleva a un callejón sin salida cuando ponemos encima de la mesa al infinito. Infinito quiere decir que todo puede ser y nada puede ser. Fin de la especulación.
Los hombres tratamos a los demás todo lo brutales y crueles que nos dejan. Porque, si no nos quejáramos nos dejarían secos y luego moriríamos.
 
Para no llegar a los extremos, la prudencia para todos no está de sobra.
 
Y, ¿tú crees qué esa es la solución, echando más gasolina al fuego? Si hacemos lo mismo que ellos -la inmoralidad, la corrupción, violencia y guerra-, somos como ellos. Y este es el drama que prosigue a través de milenios: ‘Yo te digo lo que tienes que hacer, pero yo haré todo lo contrario’. Cuando la solución del problema de la vida, ha de empezar por uno mismo: porque si uno cambia, cambia el mundo con él. Al revés si uno persiste en la división, el enfrentamiento, en la violencia y su crueldad, todo el mundo es eso mismo. ¿Nos estamos comunicado, Ernesto?
Se trata de la vida y de lo qué hacemos con ella. Y es uno el que ha de empezar, porque su vida es el banco de pruebas, el laboratorio por donde se va a ver todo lo que es la realidad, de verdad, de primera mano. Así que si uno, no empieza a vivir eso que quiere para los demás –que sean honestos, pacíficos, sin crueldad-, es un fraude, un engaño, corrupción. Por tanto, yo soy el problema. Y sólo yo le he resolver.
 
Una cosa es lo que hace uno, un grupo. Pero, por ese grupo, ¿se puede juzgar a todos los de una nación? Si hacemos eso, entonces el problema no va acabar. Es como si voy a tu casa, porque una persona que vive allí me ha hecho una tontería, ¿por qué lo tienes que también pagar tú?
Juzgar a todos por igual, es de necios, en todos los países –Brasil, China, EEUU, Rusia, India, etc.- hay de todo. Los dictadores, se sostienen por ese mismo paradigma: cuando reprimen un manifestación, con violencia y crueldad, a todos los que ven por delante los agreden, participen o no. Eso es fruto de su locura, su rabia, por querer destruir al otro que consideran su enemigo.
Pero, si es afortunado y sensible, verá que una persona no es nuestro enemigo. Sino que es alguien como nosotros, que también tiene los mismos problemas: está condicionado, se siente oprimido, ve a los demás como enemigos, se siente solo, necesitado, aislado, sin que lo comprendan. Por tanto, si es que queremos solucionar los problemas, empecemos por nosotros. Y, lo demás, por la fuerza de los hechos, llegará a nosotros.
 
Pero, los hábitos se desactivan de verdad, cuando uno ve todo lo negativos que son, cuando ve todo el peligro que hay en ellos. Porque, los hábitos nos aturden, embotan, nos confunden, nos llevan al desorden. Y uno así, si es que le queda algo de cordura, no quiere vivir, porque ve que no es posible.
 
Es el mismo ‘yo’ el que se tiene que dar cuenta, tiene que comprender, que es un estorbo y un impedimento.
 
El conocimiento, la información, no es el peligro. Donde está el peligro es en lo qué hacemos con esa información.
 
Saber, darse cuenta cómo es la mecánica de nuestro cerebro es muy fácil. Solamente hemos de observar cómo funcionan los animales y así no veremos una gran parte de lo que somos. La otra parte, es la que se da cuenta de que todo podría ir mejor de lo que va -y es ahí donde nos hicimos seres humanos-.
Por tanto, uno ha de convivir con esa división y fragmentación entre nuestra parte animal y la parte que ya no lo es. Por lo que, entran en conflicto, en lucha, pues cada una quiere imponerse. Por tanto, ¿qué hará que esa división y enfrentamiento lleguen a su fin? Solamente hemos de ver como un hecho -no como un concepto, una idea o teoría- , que ese enfrentamiento es la causa y el origen de todos nuestros problemas de relación, de confusión de conflicto, de violencia, de guerras. Y por todo ello, por el caos y el desbarajuste que causan, al tener que invertir tanto tiempo, dinero y energía en prepararse para ejercer la violencia y guerra, es porque provocamos la pobreza, la miseria, los hambrientos con su lenta agonía que les lleva a la muerte.
Y de ese ver todo este drama, este dolor y sufrimiento, se genera la pasión que hace que descartemos radicalmente todo ese proceso divisivo, conflictivo, con sus enfrentamientos y luchas, su desorden absoluto, y su ejecutor que es el ‘yo’. 
 
Para Andrea Hirata, que ha novelado su vida. Entrevistado en el diario…, de ayer.
Leí tu entrevista. Gracias.
Tanto ser pesimista, como optimista, nos hace torpes, nos divide de la realidad. Pues la realidad, es la totalidad, tanto de lo que nos gusta, como de lo que nos disgusta. Y cuando uno es pesimista se bloquea. Al igual que cuando es optimista, vive en una ilusión, por lo que también está bloqueado ante la realidad.
 La realidad, es lo que es, nuestras vidas, lo que somos internamente. E internamente, somos feos, divisivos, competitivos, siempre luchando con esfuerzo lo que nos hace brutales y crueles. Y como los otros, también son lo mismo, viven de la misma manera, es cuando llegan los enfrentamientos, la violencia.
 Es muy importante comprender eso que somos internamente, pues eso que en realidad somos, por la fuerza de los hechos, ha de salir afuera, al exterior y se va a manifestar en cada cosa que hagamos, en cómo vamos a responder a los retos que nos llegan. Por eso, uno ha de atenerse a la realidad de lo que somos y no inventar otra realidad que me gusta más y satisface. Porque, eso va a continuar generando que vivamos divididos de la realidad que somos.
 Y mientras haya división va a ver confusión, desorden, desigualdades, falta de respeto, corrupción. Ahora sí, de uno depende que la vida de cada cual sea desordenada y corrupta, o no. Porque, uno tiene la posibilidad de ir más allá de lo que nos hace feos, egoístas, mezquinos, temerosos, con miedo.
 Y si uno va más allá de todo ese desorden, lo descarta, entonces está afectando al resto de la humanidad. Porque, la humanidad es uno. Y uno es la humanidad. Todo está unido, relacionado con todo. De manera que lo que uno haga en tu pequeña isla, en Indonesia, va a afectar a todo el mundo, sea a los que vivimos en esta parte o vivan cerca de ti.