Torni Segarra

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Cuando uno quiere algo, tiene ya una gran fuerza y energía para afrontarlo y encararlo. Pero, una de las cosas más bonitas de la vida, es que eso que queríamos, sin saber cómo, ha ido dando paso a otra cosa, que resulta ser más favorable y adecuada. Es verdad, que si no le damos paso a eso inesperado, que va viniendo, no llegará. Lo que quiere decir, que la libertad es la puerta que da acceso, que genera, y hace que llegue lo nuevo. Lo nuevo es elixir, el éxtasis de la vida. Porque, lo nuevo nos hace nuevos, sin ninguna responsabilidad de lo que acontece y por tanto sin miedo ni temor. Cuando actuamos impelidos por un deseo, por algo añorado y oteado, lo que nos sucede es que nos vemos abrumados por los acontecimientos, porque nos creemos y actuamos como los directores de lo que acontece.

 

Sentirse ágil, con frescura, sin ningún miedo ni temor, es una riqueza. Pero, esa riqueza tiene que llegar, sin ninguna compulsión ni represión. Y de esa manera, la relación es una dicha, porque no hay conflicto. Cuando queremos algo y empujamos con el deseo, estamos haciéndonos viejos, llenándonos de problemas y sus complicaciones. ¿Por qué ese deseo de querer y querer, del más y más? Es por nuestra pobreza interna. Somos tan poca cosa, que creemos que cuando más actividad, con su acción incesante, todo irá mejor. Y por eso, es que hemos generado esta manera de vivir, con su derroche a todos los niveles. Y es que nunca tenemos bastante. Y de ahí, la degeneración que provocamos. Los jóvenes, cogen nuestro testigo. Y, como no pueden constatar su manera de vivir, con la anterior, ya que al no vivirla no tienen la experiencia directa, encuentran todo lo que hacen tan natural y adecuado. Y eso, pasa a cada generación. De la bicicleta, al las motocicletas con su velocidad de vértigo, hay un abismo que no causa ningún problema.

 

Pero, los problemas se amontonan para la naturaleza, para toda la tierra. Ya que la estamos dilapidando, destrozando. Pero es curioso, que tan avanzados que estamos en la comunicación global, no nos enteremos de todo lo que deterioramos y degradamos. Esto no es nuevo, ya que desde que el hombre es hombre, con su poder manipulador, ha estado destruyendo todo lo que estaba en inferioridad con él, es decir toda la naturaleza. Pero, cuando ha subido un escalón, el hombre, en su dominación de su entorno, nunca a vuelto atrás.

 

Creo, que cuando hayamos destrozado la tierra y sea inhabitable, los que les toque se irán a vivir a otro lugar. La tierra, es un cuerpo viviente; y como tal, tiene su propio proceso de degradación y destrucción. Pero, si aceleramos este proceso generamos desorden y confusión; y el resultado es, más problemas, con su sufrimiento y dolor. A nuestro cuerpo le pasa lo mismo, él tiene que deteriorarse, degenerarse y consumirse. Pero, si lo maltratamos y aceleramos todos sus procesos, el deterioro, la degeneración y su destrucción, llegará antes. Todo tiene su momento, por tanto todo tiene que acabar a su debido tiempo. Un fruto verde, qué sentido tiene arrancarlo, y para qué; si se lo come, puede que agreda de tal manera su estómago, que lo deteriore y sufra sus consecuencias. Además, cuando arranca un fruto joven, verde e inmaduro, el cuerpo que lo tenía es conmocionado y sufre. Y todo esto, genera desorden, actividad negativa, cuyos resultados y consecuencias nos repercuten a todos

 

Todo funciona como una unidad, indivisible, donde todo tiene su repercusión en cada cosa, en todo lo que existe. Puede que a ti, esto te cueste de ver, o no lo veas nunca, pero eso es un hecho que se puedes constatar. De la misma manera, que si tú tienes un trato con alguien, que le respetas, le das el valor que como persona se merece, le tienes afecto y cariño, responderá positivamente hacia ti como tú lo has hecho con él. Pues, en la naturaleza sucede exactamente lo mismo, pero a un nivel más oculto, esotérico, más difícil de observar.