Torni Segarra

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Cuando estamos perdidos, lo que hacemos es agarrarnos a algo con lo que nos sentimos, más tranquilos y a salvo. Lo primero, es echar mano de lo conocido. Y lo conocido, aunque siempre es lo viejo, puede provocarnos tal aversión y revulsión, al volverlo a ver, que hace que encontremos algo nuevo. Esto sucede a las personas afortunadas, pero la mayoría creen que todo cambio es lo nuevo. Y eso, es lo que está sucediendo. ¿Por qué, no podemos acabar, ir más allá, de nuestro pasado, lo viejo, el condicionamiento? ¿Es que estamos condenados a vivir, siempre repitiendo, lo que nos han dicho en casa, en la escuela, en los libros, los diarios, la televisión, los ordenadores? Es preciso olvidarse, de todo lo que nos han dicho. Porque la sociedad, con su manera de vivir es corrupta, es desordenada. Y si quieres, que advenga lo nuevo, has de salir de ese ámbito de la corrupción.

 

Lo nuevo, no tiene nada que ver con lo de siempre; porque, lo nuevo es el presente activo, el ahora. Nosotros nos perdemos, en lo que dijo el filósofo tal, el salvador, el maestro, los políticos. Pero eso, no nos sirve, porque hemos de empezar desde cero. Hemos de empezar, por nosotros mismos. Porque, para que la corrupción desaparezca, tienes que vivir todo lo que los otros digan y proclamen. No puedes, decir que eso es así porque tal erudito, tal intelectual, o uno que dice que está iluminado, afirme que eso es lo verdadero. Nosotros no queremos, repetir, tragarnos la píldora, de personas que viven en la confusión. Y por eso, hay que cuestionarlo todo. Ser escéptico, sin llegar al absurdo. Porque si lo negáramos todo, no podríamos vivir.

 

El miedo a lo nuevo. El temor de dejarse la parte romántica de lo viejo, nos tiene atrapados. De ahí, que vivamos siendo nacionalistas, o de una religión organizada -que la mayoría son viejas-, de ahí que nos excite lo tribal, el clan familiar. Pero, todo esto tiene que desaparecer. No quiere decir, que todo se tenga que destruir, aniquilar; quiere decir, que nosotros no tenemos nada que ver con esa manera de encarar la vida. ¿Por qué no ve uno la falsedad, la insensibilidad que está por todas partes, vayas donde vayas? No lo vemos, porque estamos acostumbrados a verlo como algo natural, que todos aceptan; para evitarnos, tener que estar atentos, bregando con la vida. Es decir, queremos placer, nos gusta, lo buscamos. Y el placer, lleva al dolor.

 

Porque el placer, siempre quiere más y más; y, es entonces, cuando queremos cambiar lo que es, por lo que nos gustaría que fuera. Y, esta actitud, esta manera de vivir, es la que fuerza y exige, violentando la realidad, para que ese más y más llegue; generando conflicto, la violencia y la guerra. Porque, la guerra que nos interesa, es la que tenemos cada uno dentro de notros. Que al no solucionarla y descartarla radicalmentre, esa guerra se manifiesta y transforma en el horror de la crueldad, en el horror de sus asesinatos y carnicerías. La guerra, es lo más viejo que existe. Porque la guerra, nace de la división y la fragmentación interna. Y como siempre hemos luchado para sobrevivir, hemos tenido a todas horas, cada día la guerra con nosotros.

 

¿Por qué, es que llegamos hasta el estallido de violencia con su crueldad? ¿Por qué, no queremos la paz, no queremos vivir pacíficamente? Porque la paz, es lo más difícil que hay. La paz, es la soledad, vivir solo. No tener la necesidad de nadie psicológicamente. No tener deseos de algo superfluo, es decir, encarar la vida con austeridad; tener una sensibilidad, que todo lo ve, al estar alerta y con atención. Pero, no espere que eso es como una receta, que yendo a la farmacia o la tienda, se lo van a dar. No se lo darán, porque no la tienen. Y aunque, la tuvieran de nada le serviría, porque es usted el que lo tiene que elaborar, lo tiene que generar, tiene que hacerlo llegar.

 

¿Están dispuestos, a encarar sus retos, que son sus vidas, de esta manera? O, ¿cuando termine de leer lo que le estoy informando y sugeriendo, lo dejará todo de lado y seguirá con su rutina cómoda y placentera? Haga lo que haga, es su opción. Y si lo hace, con total libertad, ya está en el ámbito del orden.