Torni Segarra

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El amor, que es compasión, todo lo resuelve; de la mejor manera posible. Aunque, tal vez, no como a nosotros nos gustaría. ¿Cuándo, lee esto no siente esa compasión, que quita los problemas, las desganas, la tristeza y las pequeñas depresiones? ¿No siente la necesidad del otro, que es la tuya también, que es la de todos? En el dar, hay mucha claridad, es muy esclarecedor, porque uno al dar su percepción se acentúa, y recibe una información que le lleva al orden. Como ya hemos visto, el orden nada tiene que ver con mi orden, el que yo quiero. El orden, es el resultado de entrar en lo desconocido; en ese ámbito, donde nosotros solamente observamos. Y ese orden, es amor; y es compasión.

 

La compasión, es la negación total de uno, por todo lo que es la vida: nosotros las personas, los animales, las plantas, los árboles, los mares y los ríos, las montañas. El amor, aunque también tiene compasión, va más allá de todo eso. Lo más peligroso que hay, es el amor. Por amor, uno puede perder la vida, hacer las locuras más inverosímiles, dar todo lo que uno posee. El amor, no tiene regla, ni patrón. El amor, lo quema todo, lo destruye; y al instante, elabora y construye. Por eso, la vida es, destrucción, amor y construcción. Por eso, diga lo que diga, no podré describirlo, porque está más allá de las palabras. Pero, ahí está la extrañeza del amor, también puede estar en las palabras. El amor, es la totalidad de todo, lo que todo lo abarca. Y ahí, está su peligro.

 

Por eso, lo nuevo, lo desconocido, lo que no ha sido tocado por el pensamiento, eso es amor. Si la acción, no nace de ese vacío, de la nada, entonces opera el deseo; con toda su crueldad, creando desorden. El amor es, ver lo verdadero en lo verdadero, ver lo falso en lo falso, y ver en lo falso también a lo verdadero. Por eso, porque lo abarca todo. Abarca a todas las mujeres y hombres, ya sean feos o guapos, viejos o jóvenes, los que no saben nada y los informados, los pobres y miserables y los ricos. Por eso, esa palabra amor, que se dice tan a la ligera, y que está desvirtuada, contaminada y falsificada, es algo de lo más serio. Y es serio, porque nadie sabe porqué hace el que hace algo, alguna cosa. Tú lo puedes ver absurdo, cruel, injusto, etcétera, pero el que lo hace puede que diga que lo hace por amor; que se ha negado tantas cosas de su vida, incluso la ha expuesto, que se siente plenamente realizado, entero, completo.

 

En India, hay unas personas que renuncian a todo: a su nombre, a sus bienes, y van de un lugar a otro; comen lo que les dan, duermen donde pueden, no tienen dinero. Tienen un aire enloquecido, pero las personas les dan una cierta autoridad moral, espiritual. También hay, que los ven como locos, como parásitos sucios y al margen de todo. ¿Ves cómo no se puede saber todo? Además, hay algo, lo que sea, una idea, un principio, una teoría, que se puede afirmar infinitamente; pero, esa misma idea, principio, teoría, también se puede negar infinitamente.

 

¿Qué sientes ahora mismo, estás viendo todo lo que decimos, cómo opera en tu mente, como si fuera un juego que vas viendo toda su trama? O, no te interesa; pero de vez en cuando, veo que es interesante y favorable, ver qué somos, cómo actuamos, cómo vivimos; ver si, tal vez, podemos ir más allá de este desorden, de esta confusión, que tanta desdicha genera en nosotros y en los demás. El mismo hecho de decir, donde hay esfuerzo no hay amor, también se convierte en algo falso y negativo. Porque, toda aseveración negando o afirmando, en ambas direcciones, imposibilita el amor. Por tanto, la compasión y el amor es lo mismo. Porque, la compasión al amar tanto, se convierte y actúa como el amor.