Torni Segarra

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938. TS: ¿Dónde está esto?

Interlocutor: No sé, me encantó, por eso lo compartí.

TS: Es muy fresco, natural, como si fuera realidad. Como si estuviéramos presenciándolo allí mismo.

Interlocutor: Tal cual y si tocas el enlace tiene movimiento.

Es genial. Respirar, oler y sentarse a contemplar la belleza.

TS: Y de esa contemplación de la belleza, de la realidad, se genera la bondad, el orden que es amor.

Interlocutor: Hermoso, así es

Gracias

TS: Bueno, gracias a ti, María, por el aporte y los comentarios.

 

 

 

939. Los hippies aparecieron como reacción a la gran depresión que provoca una gran guerra. Ellos, en su mayoría, no participaron en ella, pero sí sus consecuencias. De manera que reaccionaron, para aplicarse como si fuera una medicina, adoptando una manera de vivir sin complicaciones y sin los defectos de la sociedad donde vivían. Así que, querían descartar todo el viejo sistema, el establishment, con sus maneras autoritarias, carcas, y su entramado burocrático.

Como en su mayoría eran jóvenes, al principio soportaban el descartar ese sistema de vida burgués, corrupto, burocratizado e injusto. Pero eso significaba estar fuera del sistema, con todos los sacrificios que eso conlleva. De manera que, al hacerse mayores, las necesidades les obligaban a entrar en el circuito convencional, del establishment que tanto rechazaban.

 

 

 

940. Solamente quiero añadir, que decir eso de que, ‘querer imponer unas creencias o no creencias, el querer adoctrinar a la gente diciéndole en que puede emplear su tiempo y en que no, se llama dictadura’, eso te lo apliques también a ti y a tus políticos, religiosos, etc., con los que identificas.

¿No ves que todos somos iguales en nuestras necesidades de confort, libertad, de alimentarnos, buscar empleo, de seguridad, de religiosidad o no?

Por tanto, ¿Qué queremos, vivir como animales rabiosos, con nuestro ego, el ‘yo’, que nos divide y enfrenta, nos destruye? Por eso, toda creencia, toda idea y teoría, nos deja donde siempre: ‘mi’ idea contra ‘tú’ idea, ‘nuestra’ idea contra la idea de ‘ellos’.

Y por eso, cuando se habla de paz, todo parece como un cuento de niños. ¿Cómo puede haber paz si estamos dirigidos por el ‘yo’, si es el ‘yo’ el que manda? El ‘yo’ como americano, europeo, africano, asiático; el yo’ como judío, musulmán, cristiano, budista; el ‘yo’ nacionalista, ya sea grande o pequeño.

Por eso, lo que no queramos para nosotros, no los obliguemos para que lo hagan los demás. Si uno es religioso, está obligado a que los otros también lo sean con su religión; al igual con la política; si somos nacionalistas, estamos obligados a dejar que los otros también lo sean; si vivimos teniendo de todo, casa, empleo, comida, viajar, comodidades, estamos obligados a que los otros también lo tengan. Y eso, sólo se puede conseguir cuando en nosotros hay compasión y amor.

 

 

 

941. El otro bando siempre es el que nosotros queremos destruir, que consideramos nuestro enemigo. Los dos bandos enfrentados se tienen como enemigos.

 

La pregunta: ¿Podemos vivir sin identificarnos con ningún bando, viendo la verdad de todo ello? Si no es así, seguiremos destruyéndonos, discutiendo quién tiene la razón, argumentando sin parar, inventando leyes para protegerse y para destruir al otro bando. Y eso es la guerra: mi ley, mi religión, mi política, etc., es lo verdadero; lo del otro bando, su ley, etc., es lo malo, equivocado, provocador de todos los males, de la violencia, de la guerra.