Torni Segarra

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1662. No les interesa a los EEUU, a Europa, que haya paz entre Israel y Palestina. Y por supuesto, a Israel tampoco, porque con la paz tendría algo que perder, ceder territorio, que cree que es de su soberanía. 

 

 

 

 

 

 

 

1663. Está claro que EEUU, Europa, el mundo moderno occidental, no quiere o no puede de momento acabar con el terrorismo. Para acabar con el terrorismo, hay que acabar con el racismo, el estilo derrochador, ladrón, corrupto, occidental.

 

Como vulgarmente se dice, repartir las riquezas con todos los pobres -países- del mundo. Pues para que haya pobres, menos afortunados, han de haber ricos, caprichosos, inmorales, derrochadores. Es decir, explotar a todo el tercer mundo.

 

 

 

 

 

 

 

1664. Creer en sí mismo, ¿eso no es uno de los mayores peligros a que nos hemos de enfrentar? Todos los tiranos, dictadores, medio dementes, creen en sí mismos. Porque la mente tiene la capacidad de blanquear, justificar todo lo que hacemos, por absurdo que sea.

 

Todo lo que hagamos, por bueno, maravillosos, por piadoso que sea, favorable para los demás, si no tenemos una buena relación con las personas que tenemos cerca, y las que están lejos, nada tiene sentido ni significado verdadero. 

 

 

 

 

 

 

 

1665. Es verdad que tiene cierta gracia, a las mujeres las encandila, usa bien las palabras. Pero a estas alturas, su programa no tiene nada de moderno ni de progre ni revolucionario. Por eso habla y habla, pero no quiere deshacerse de la vieja vajilla, que es un obstáculo para el progreso de la humanidad: que llegue la compasión y el amor.

 

Es decir, que haya igualdad, que no derrochen los ricos y encima que les ayuden, los mimen de todas las maneras para que sigan siéndolo.  

 

 

 

 

 

 

 

1666. Si la austeridad es una inflamación, ¿puede generar orden? La austeridad es el resultado del fin de la actividad egocéntrica, la ausencia del ‘yo’. Porque la austeridad es el orden. No el mío ni el tuyo o el de otro. Es el orden que va a generar más orden: hacer el menor daño posible. 

 

 

 

 

 

 

 

1667. Pase lo que pase, lo importante es que se sepa por todos, que son corruptos, ladrones. inmorales. Pues el silencio, la ocultación, la tolerancia con la maldad, nos hace cómplices de ella, de ellos.

 

 

 

 

 

 

 

1668. Los mugrosos son el resultado de la inmoralidad, la indiferencia, de la explotación de los ricos. Los descarados, que se hacen pasar por ciegos, dicen que no lo ven, o no lo quieren ver. Pero ahí están los resultados: el mundo está lleno de mugrosos, de pobres, de miserables, para que los ricos, con sus caprichos y derroches, lo puedan seguir siendo. 

 

Esa es la verdad. Y por eso, los ricos necesitan guardaespaldas, policía, militares, espías, jueces que los defiendan, que inventen leyes para que no se les pueda tocar, con todo el dineral que cuesta mantenerlos.

 

 

 

 

 

 

 

1669. Queramos o no, los jóvenes son los limpiadores. Son como los podadores de las ramas muertas de los árboles. Nos puede justar o no, aceptarlo o no. Pero si nos oponemos a esa realidad, es que no entendemos cómo funciona la vida. Y por eso, hacemos el ridículo.

 

Aunque hay veces, que, por la ley de acción y reacción, aparezca un dictador, tirano, que se dedica a asesinar y desencadena una matanza, una guerra.  

 

 

 

 

 

 

 

1670. Querer buscar la verdad -para encontrarla-, es lo mismo que querer llenar un pozo infinito. Aunque jamás se lo podrá llenar.

 

Cuando esto se comprende, hay una liberación de la mundanalidad, de la actividad del ego, del ‘yo’. Y entonces, el orden está ahí, la verdad, lo sagrado, lo saludable.

 

 

 

 

 

 

 

1643. Si decimos que estamos contra la corrupción, los corruptos ladrones, si lo repetimos hasta la saciedad. No podemos, luego porque nos conviene, apoyarlos, hacer la vista gorda, para que sigan mandando.

 

Estamos hablando de una trama, de un régimen, que se ha sostenido y sostiene robando, siendo corrupto, inmoral, indiferente e insensible al sufrimiento y dolor que provoca, genera en todas las personas. En ellos también, porque cada vez se hacen más miserables, enloquecidos cuando siguen negando la realidad. Poniendo trabas a la justicia, maquinando y manejando a los jueces, los tribunales.