Torni Segarra

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660. La mente, la conciencia, la percepción, ¿se pueden considerar como ciencia -materia-, como algo manejable, que se puede medir, pesar? ¿O ellas están más allá de las palabras, de toda idea o teoría?
 
661. Nadie puede saber lo que es el Samadhi, ni la felicidad, porque lo que a ti te hace feliz u otro lo puede amargar. Por lo que todo es relativo, fruto del condicionamiento personal. Un homosexual, una prostituta, es feliz en sus actividades, y a otros les repugna.
 
662. Uno repite sólo cuando está fragmentado, dividido internamente. Si no hay división interna, todo es del ahora, del presente, nuevo, prístino, nada que ver con el pasado, con el instante que acaba de pasar, suceder.
 
663. La igualdad es imparable pero nunca se consigue en plenitud. ¿Puede haber igualdad o es otra ilusión, un deseo más a conseguir, una utopía?
 
664. La insensibilidad nos hace indolentes por la vida tan superficial que llevamos: somos como adictos.
 
665. La libertad es esencial para la vida. Aunque nos lleve al caos. Pues es el caos y su dolor lo que nos enseña el orden, respeto.
 
666. ¿No te das cuenta que el observador –yo- y lo observado –tú- son lo mismo?
 
667. El que dice que sabe, es que no sabe. Porque todo no se puede saber.
 
668. Cuando la mente está quieta no se alucina con ángeles, santos, etc. Pues una mente quieta está en orden, ateniéndose a lo real, lo verdadero, la realidad.
 
669. El cerebro humano es muy fácil de descubrir su funcionamiento: solamente hay que ver cómo funcionan los animales. Es decir, los cerebros de los seres vivos están  programados para s8ubsistir a toda costa, reproducirse, y obtener lo necesario para que así sea.
Es decir, que el cerebro es material, el pasado, la memoria, nada nuevo. Y solamente  cuando vamos más allá de la programación, que es el condicionamiento, el actual paradigma, que puede llegar lo nuevo.
 
670. ¿La elegancias puede ser sin la sencillez? ¿La elegancia tiene algo que ver con un carnaval?
 
671. Tal cual el drama de la vida: para hacer un bien a los demás, hemos de hacer un daño a otros. Por lo que el dilema es hacer el bien o no hacerlo. Pero el bien total, absoluto no existe.
 
672. Mientras haya ricos tienen que haber pobres. Todo lo demás son patrañas, ya sean los planes de desarrollo, la distribución de los bienes, la riqueza. La pobreza tiene como causa la insensibilidad de los ricos que tienen y les sobra de todo. Sin importarles los que no tienen nada: ni educación, ni bienes, ni posibilidades para poder salir ellos mismos de la pobreza.
Los ricos tienen la instrucción, las herramientas para que todo funcione de manera para perpetuar y aumentar su riqueza. Por lo que todo parece un círculo cerrado del que no se puede salir.
Sólo algunas reclamaciones escandalosas por lo crueles e injustas, son concedidas a los pobres, que se creen afortunados pues al no tener nada, toda dación  es considerada de gran valor. Pero sin compasión ni amor, los pobres siempre estarán ahí. Aunque actúen los políticos, los revolucionarios, etc.
 
673. La necesidad genera rarezas, no tiene ley ni norma, sólo el conseguir lo que se necesita. Por lo que depende de los demás, que tienen, el que esa consecución de la necesidad sea digna, limpia, no corrupta, sin brutalidad ni crueldad.
Ya que cuando necesitamos algo básico para poder sobrevivir, nada tiene un valor que se interponga con lo que necesitamos. Por eso los que teneos de todo, por lo que hagamos a los que tienen necesidades apremiantes para poder subsistir, nos conocerán. Pues solamente en la acción, donde las palabras no tienen ningún valor ni sentido,  es cuando nos conocemos.
 
674. Pero, Ad Gut-Gar, para que haya voluntad hemos de ir más allá de nuestra programación. Pues la voluntad es hacer algo que está en contradicción con nuestra programación: que es subsistir y reproducirnos. Y eso sólo puede ser cuando hemos dejado la animalidad, el ego, el ‘yo’.
 
675. Para triunfar, ganar el poder, hay que pasar por ahí. Todos los que mandan, y han mandado, también pasaban por cosas similares o parecidas. Pues cada cosa que hacemos lleva implícitas sus consecuencias.

El triunfo, la victoria, el vencer a otros, para conseguir algo, el poder político gubernamental, se consigue no teniendo asco de nada. Pues es de la manera que podemos relacionarnos con todos, abriéndonos las puertas para poder proseguir con las maniobras -tejemanejes- para conquistar ese poder tan deseado que se convierte en una obsesión, una necesidad y razón de