Torni Segarra

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5767. El nacionalismo, la religión, las ideas y teorías compartidas con otros, cuando hay un peligro hacia el grupo, éste se moviliza a favor de los que están en peligro. Surge el sentimiento nacional patriótico, el sentimiento de hermandad por compartir las mismas  ideas y teorías, la misma religión, la misma manera de ver la vida.

Ahora bien, eso no se puede eludir -es como el afecto al lugar de nacimiento y crianza, de lo que uno es-. Pero sí que se puede ver y comprender los problemas que puede ocasionar esa identificación si se lleva a los extremos. Por eso, uno tiene  que ir -sin reprimir ese sentimiento, emoción, efusión, etc.- más allá de ello.

 

5768. Digamos lo que digamos, hagamos lo que hagamos, la realidad de lo que es la vida siempre estará ahí. ¿Qué podemos hacer? Verlo sin huir para comprenderlo e ir más allá de esa realidad.

 

5769. Cuando el observador es lo observado, es cuando no hay problemas en la relación. Pues no hay división ni fragmentación, ni nada que nos separe.

 

5770. La mente graba todo lo que le sucede, de manera que en ella está toda la historia que ha vivido. Y por eso, caprichosamente o no la mente rememora, trae al presente algo que pasó y vivió. Por eso, la mente es una fábrica de imágenes, de sensaciones, de emociones, de efusiones, rechazos, miedos, alegrías, tristezas.

Es como si fuera una cinta de una película infinita con sus fotogramas que se suceden unos a otros. Así que, el peligro está en que un fotograma, o una escena, se atasque y no pueda proseguir, para así dejar paso a la que viene a continuación. De manera que todo se bloquea, llega lo que se conoce como una paranoia, un colapso mental.

¿Cuál es la solución de ese estado de miedo, de terror, de aislamiento? Huir, lo haremos con el problema acuestas. Buscar soluciones fuera de nosotros, va a paliar el problema. Pero si uno puede vivir con ello, todo su proceso, desde que nace, crece, llega hasta donde tiene que llegar y desaparece. Entonces, eso se acabó. Está ahí. Sigue estando ahí, pero no nos hace nada. Porque nos hemos hecho amigos y nos ha contado su historia, su secreto.

 

5771. Todo tiene que fluir de manera armónica. Si hay esfuerzo con su brutalidad llega el desorden, los males.

 

5772. La pregunta es: ¿Por qué nos han de humillar, para que vengan a salvarnos? ¿Comprenden la pregunta, si nuestra vida es de orden, no corrupta, por qué han de querernos hacer algún mal?

 

5773. ¿Entregarnos a alguien, por mucha fama que tenga, con sus poderes, no es hacernos de segunda mano, personas que repiten lo que otro ha dicho, haciéndonos sólo creyentes, sin ser libres?

 

5774. No hay secreto para ser feliz. Si lo hubiera se vendería como una mercancía, se haría un negocio como las religiones organizadas, los partidos políticos, la ciencias mentales o físicas.

Cada uno ha de encontrar la manera de ser feliz.

 

5775. El malhechor huye porque tiene miedo a las consecuencias de lo que ha hecho. Si uno está temeroso porque ha robado por el vecindario, cuando llaman a su puerta se altera. Pero si llaman y dicen que es la policía, entonces le entra pánico y ya no sabe qué hacer.

Pero cuando les abre la puerta la policía le dice: ‘¿Sabe dónde vive Antonio Correa?’ Ya que vive justo en la puerta de al lado. Entonces, si es afortunado, puede que se dé cuenta del mal negocio que lleva entre manos.

 

5776. Sólo con las bendiciones no basta para que todo cambie. Ha de haber algo más que es lo que hace que lo nuevo llegue sin esperarlo, por sorpresa.

 

5777. La democracia es poder decir lo que quieras, pero no obligar a nadie por la fuerza, la crueldad, la violencia. Es la solución efectiva para los que tienen el problema de odiar a otros, querer destruirlos. Sin darse cuenta que cuando destruimos a otros, también nos estamos destruyendo nosotros. Porque siempre quedarán los que sí que necesitan a esa persona, que la has destruido, y ellos van a ir a por ti. Y van a ser implacables.

O sea, que el negocio del odiar es apostar por un caballo perdedor. Y el perdedor eres tú, y todos los demás. Con el añadido de la mala fama que nos creamos de maleducados, de poca cosa, de mezquinos.

 

5778. Aunque sé que no se puede hacer nada más que confiar en las personas, sean quiénes sean, creo que eres muy confiado. Porque de la misma manera que epidemias como la gripe, el sarampión, también hay epidemias mentales. Y una de esas epidemias mentales es la de matar al que consideramos que es nuestro contrario, nuestro enemigo.

Y eso es lo que es la guerra, aunque no precisamente dentro del ámbito militar, sino más cotidiano y doméstico. Ya sea en el trabajo, en cualquier lugar que nos encontremos.

 

5779. Desafortunadamente, ese dios que hemos inventado para sentirnos consolados, seguros, no te va a responder. Y si te responde, será tu propia respuesta. Pues la mente hasta que no ve que el pensador y el pensamiento son los mismo, se auto engaña. De manera que es capaz de inventar, de crear mentalmente lo que necesita, lo que cree que le da seguridad. Aunque la seguridad psicológica, espiritual, no existe, sólo existe la absoluta y total inseguridad. Y si no fuera así el amor no podrías ser. Pues el amor es lo nuevo, lo que nadie ha tocado.