Torni Segarra

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1886. ¿Qué es la adicción? La adicción es la vida misma. Porque como el sexo, cualquier adicción, es ingobernable, ya  que es la función y el paradigma de la vida para poder permanecer, vivir, de lo contrario se terminaría y desaparecería.
Es decir, la adicción es el uso de la vida para que se pueda seguir viviendo. Es como una dictadura despiadada. Ya que, lo que no se requiere ‘dictatorialmente’ no lo cumplimos, no lo hacemos, pues todo lo que hacemos implica problemas, obstáculos, fricción, pérdida de confort. Por lo tanto, tenemos que vivir con esa adicción generalizada, sin hacer un problema  más de ello. Porque el hacer de la adicción un problema más, añadido, es porque tenemos miedo,  pues no queremos vernos directamente con el vacío, la nada, la paz, la armonía, la soledad.
 
1887. Gracias, Cinthya, per el envío de esa maravilla, esa grandiosidad de la selva.
 
1888. Respecto de la polémica en relación con la conciliación entre ciencia y religión -que algunos científicos consideran imposible-, para mí no existe. Pues la religión es orden, lo mismo que la ciencia, donde todo encaja. Y si no se comprende, esa misma incomprensión también está dentro del orden.
El orden que dice: Toda negación o afirmación, propuesta, verdad, principio, etc., tanto se puede negar como afirmar infinitamente.
 
1889. ¿Dónde hay autoridad con sus matanzas, su violencia, su fanatismo religioso o político, puede haber compasión, amor? Los que lo hacen dicen que sí que hay amor y compasión, y que por eso lo hacen. Pero si son afortunados y sensibles, tal vez se den cuenta que el pensamiento puede inventar lo que le convenga. Y por eso el pensamiento es falso, no sirve en el ámbito espiritual, religioso. Pues el pensamiento – y la mente también-,  es material, repetitivo, nada nuevo ni espiritual ni humano, sino mundano, con miedo a perder o ganar.  Y es por ese miedo que sentimos –al vacío, a la insoportable y angustiosa existencia- lo que nos provoca la miseria que nos hace crueles, inhumanos, asesinos en masa.
Por eso, solamente viendo el daño, el mal, la crueldad, el horror y sufrimiento que causamos a los demás para obligar a que hagan algo –por bueno y santo que nos parezca-, es cuando nos damos cuenta que somos crueles asesinos, matarifes sádicos que disfrutamos en humillar y matar. Por eso, eso no es ni compasión ni amor, es el absurdo, la locura de hacer daño creyendo que no lo hacemos. Y que es mejor hacer ese daño porque el futuro sería peor.
 
1890. Todo grupo religioso o político, lo que quieren es divulgar su idea, su teoría que consideran lo mejor. Como es lo mejor entonces es lo mejor para los demás. Lo mejor quiere decir que todo va a ir con un orden de perfección, por lo que aparece la urgencia de que todos se adhieran a esa idea, teoría, creencia. Como hay unos que no comparten esa misma idea, orden, creencia o teoría, se les criminaliza, se les deshumaniza, pierden todo el valor como seres humanos. Y de ahí a las matanzas en masa, los genocidios, las guerras, las cruzadas o guerras de religión. Todas las religiones organizadas lo han hecho; las grandes ideas económicas y  políticas, también lo han hecho.
Pero todo eso pasa. Hasta que por las razones que sea el mundo adquiere tal desorden y confusión que siempre hay unos que lo vuelven a intentar: matanzas en masa, invasiones de países, horrores impensables, brutalidad y crueldad que da pánico hablar de ello. Y todo eso porque unos creen que son mejores que los demás, que los otros, que hay que apartarlos, eliminarlos. Aunque esos métodos violentos, macabros, semidementes, son la muestra de que son igual que lo que quieren sustituir.
Solamente nos queda la posibilidad de no entrar en su juego divisivo, conflictivo, cruel y violento. Y eso empieza ahora, internamente, dentro de cada uno, de cada cual, donde cada acto tiene tal trascendencia que es lo que altera las cosas, los actos cotidianos, nuestra manera de vivir.
 
1891. La falsedad del ego se ve cuando, consentimos que el parloteo de la mente que genera un diálogo con una pretendida persona que no es más que un invento, se lo decimos a ella. Entonces hay una crisis tan radical y aberrante que el ego desaparece.
 
1892. ‘Lo que viene desde el corazón va al corazón’.
Lo que viene desde el corazón sólo quiere lo del corazón.
 
1893. ¿No es un error contra la vida y libertad decir: ‘No se les puede proporcionar a cada persona más libertad o la dignidad que aquella con la que han nacido’?
Pues el amor es lo nuevo, lo que nunca antes nadie ha tocado, donde todo cabe. Cuando ya tenemos un guion, un programa, de lo que tiene que ser la realidad, entonces lo sagrado de la libertad y el amor no pueden ser. Y entonces empieza el conflicto entre ese plan y guion, contra la realidad que también tiene su plan y guion.
 
1894. Nos enamoramos porque no estamos bien, necesitamos algo más que no sabemos lo que es. Así que después de tanto tiempo a la intemperie nos decidimos ya que no lo podemos soportar más: nos enamoramos de alguien que creemos nos puede ayudar.
Pero entonces llegan las responsabilidades, el poder que nos da la edad, y todo eso se convierte en un folclore, una obligación, un negocio.
¿Puede algo tan dinámico, puro, fresco y salvaje como es el amor, estar sometido a un contrato, a unas normas y obligaciones, a la repetición y la rutina? El amor es lo nuevo. Y lo nuevo nadie sabe lo que es.