Torni Segarra

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2208. Sí, ha habido algunos que han vivido sin comer nada. También hay, creo que es un alemán, que tiene un vídeo publicado en el que explica cómo funciona eso de poder vivir sin comer nada. 

 

 

2209. Todo siempre ha estado y está ahí para el que lo pueda o sepa ver. Pues, la verdad, la inteligencia, la sabiduría, están ahí si podemos verlas. Eso es una cosa. Pero para vivir hay que hacer algo, y para trabajar de ingeniero, oficinista, albañil, etc., hace falta tener unos conocimientos que son precisos, es decir, enseñarnos, instruirnos.

 

 

2210. Los niños todo lo ven sin opción, viven como en una paranoia, la del presente. Si su madre o padre desaparecen, se ve perdido; ya que no va más allá de la dependencia de sus padres.

A los abultados nos pasa lo mismo, pero en otro plano, pues también somos dependientes del puesto de trabajo, de los negocios, de la pareja, de nuestro cuerpo, de la salud, etc.

 

 

2211. El sexo puede ser perverso, doloroso, sucio, y aun así nos excita, porque nuestro diseño primario es el sobrevivir y reproducirnos. Y para tan importante plan, había que diseñar algo que funcione como un mecanismo que parece irresistible, que es la conjunción de la física, la química, la psicología.

El sexo es irresistible, pero la consumación no lo es. Muchos animales no lo practican durante su vida: en una manada de lobos, solamente tienen sexo activo la hembra y el macho alfa; el resto de la manada, siguen teniendo la actividad corporal para tener sexo -las glándulas responden al calor, a los estímulos que lo generan, etc.-, pero sólo pueden tener sexo robado, a escondidas del macho alfa.

El sexo, como cualquier otra actividad de la vida, puede ser tan sorprendente como la vida misma; solamente hay que morir a lo viejo, al pasado, para que se genere algo nuevo, no tocado por nadie.

 

 

2212. Por muchas organizaciones caritativas, de ayuda a los necesitados, a los menos afortunados, por mucho que nos esforcemos en cooperar, en realizar algún servicio social, el problema de la pobreza, de la miseria, de la desigualdad, proseguirá; a menos que hagamos un cambio radical, una revolución interna, cada uno de nosotros.

Pues, al vivir en desorden, todo lo que hagamos va a llevar ese desorden interno y externo nuestro. Es decir, primero es poner en orden nuestra casa, que es nuestra vida y la manera cómo la vivimos; y ese orden es el que descartará, al no generararlo, el desorden.

 

 

2213. El dolor es la consecuencia de estar divididos internamente. Cuando no hay división ante la espera de que alguien venga, ahí no puede haber dolor. Pero cuando me separo del hecho de que la persona que espero no llega, y quiero que llegue, entonces todo el proceso del dolor se genera y desarrolla.

 

 

2214. La verdad, no es mi verdad ni la suya ni la de otro, es la manifestación de la vida en todo su esplendor, incontrolable, imprevisible. Cuando la verdad se encapsula, como un remedio para el dolor de la vida, es cuando llega el fanatismo del dogma, la ley inflexible e implacable de los hombres. El remedio contra eso es la misma verdad: estar internamente libre de división y de conflicto.

 

 

2215. El problema es que, a la mayoría, parece ser, que le sienta bien el estar ‘muerto’ en vida. Porque tienen miedo a lo nuevo, a la libertad; así que se agarran a lo viejo y conocido, aunque sea un veneno, una tragedia, que les llena la vida de dolor.

 

 

2116. El terrorismo es otra manera de hacer la guerra. Por lo que, han de haber dos bandos. Si los dos bandos fueran igual de poderosos, o los dos se harían atentados terroristas, o construirían un ejército para luchar y tratar de vencer al otro que se opone. Pero cuando uno de los dos bandos enfrentados, que luchan para derrotarse, es muy inferior al otro, hasta el extremo de no tener ejército, con sus cuarteles, etc., es cuando se actúa con terrorismo.

Las acciones de los terroristas nos parecen inconcebibles por su crueldad, pero en esencia lo que nos alarma es que los actos terroristas no son en campo abierto, en el frente de batalla, sino en las grandes ciudades, en las calles, en los edificios. Donde se vive, lo que se vive en el campo de batalla -muertes por explosiones de bombas, por disparos, por una lucha cuerpo a cuerpo-. A nosotros si lo que sucede está lejos, no nos altera como si lo tenemos encima; y ese es el arma tan temida de los terroristas: que nadie está seguro ni en su casa ni por la calle.

Eso mismo se ve en la vida cotidiana, entre dos personas, cuando el más débil no puede enfrentarse cara a cara con el más fuerte, y recurre a todo con tal de debilitarlo y derrotarlo.

 

 

2117. Creer en algo nos hace neuróticos, porque esa creencia es la que nos divide internamente. Toda enfermedad mental, desequilibrio, está motivada por esa división que se manifiesta en rechazar a los otros, a lo que creemos que no nos conviene. Pero, como la realidad no es a gusto de todos, siempre hay un motivo para huir de ella, reprimirla, y estamos divididos.

Cuando hay división, la energía necesaria para responder a los retos, no nos llega en su totalidad, de manera que generamos desorden, confusión, inventamos lo que me gustaría que fuera en contraposición a lo que es, a la realidad, a lo que está sucediendo, aconteciendo.

Y es en una mente dividida, desordenada, confusa, que tiene miedo, donde se pueden inventar y concebir todas las ilusiones, se pueden hacer todas las barbaridades. En realidad, el mundo es como un gran manicomio, habitado por personas que dicen que los locos son los otros que hacen cosas extravagantes, extrañas. Sin darnos cuenta que todos somos locos, pues para vivir hay que hacer la guerra; pero el problema es que la guerra la llevamos hasta el final: matarnos, asesinarnos unos a otros, ya sea por hambre, por discriminación, por odio, racismo, y malos tratos, o por condenar a las personas a vivir en la pobreza y la miseria.

 

 

2118. ¿Por qué se hacen terroristas? Porque tienen miedo a perder algo, su manera de vivir, su manera de pensar, su dios, su libro sagrado, su tierra, su país, etc. Pero en ese tránsito estamos todos, pues todos hemos de perder algo para poder sobrevivir. Por lo que, hay que estar muy alerta a cuál es la deriva de nuestra manera de vivir, o a dónde queremos ir a parar con la manera cómo vivimos.