Torni Segarra

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3677. Cuándo vemos un peligro inminente, un animal en campo abierto que viene a nosotros, ¿no reaccionamos instantáneamente poniéndonos a salvo, haciendo algo? Pues, si vivimos a esa intensidad, en todos los retos que nos llegan, el tiempo psicológico como la indecisión, los deseos que se contraponen unos a otros, no podrán ser. 

Sólo hace falta tener la mente clara, libre de toda práctica, método, disciplina; pues todo eso, significa el llegar a ser, significa tiempo psicológico. Es como una inversión, haciendo esto sacaré aquello, por lo que esa actitud nos divide del presente, del ahora.

Ya que el ahora para que sea, necesita toda la energía, sin que haya ningún fragmento, que es por donde llega la confusión, el desorden, la división.  

 

3678. Sólo se puede comprobar si ‘vamos bien’, si nuestra relación con los que convivimos es adecuada, son compasivas. Tanto con las personas que conviven con nosotros, como las que viven en la otra parte del mundo, a miles de kilómetros. 

 

3679. Todas las personas tenemos el mismo problema: queremos ser felices, vivir teniendo seguridad, etc. Pero, para ello hay que comprender cómo opera el pensamiento, y su invento que es el ‘yo’.

Atengámonos a ese ‘yo’, para ver si podemos ir más allá de él, o no. Es decir, no solamente tener unos momentos, una hora, unos días, sin ese ‘yo’. Si no ver si es posible, que desaparezca, que acabe su actividad para siempre.

 

3680. Creo que hablamos mucho, usamos muchas palabras, somos filósofos descubridores de toda clase de ideas y teorías. Pero pocas veces, pronunciamos la pabla amor, compasión, por todas las personas, por todo lo que existe.

Pues, si tuviéramos esa compasión, en una sola mirada descubriríamos cómo somos, que es el mundo, su realidad. Porque, desde el principio hasta el final, siempre es lo mismo: tener unas buenas relaciones con las personas, con los animales, con toda la naturaleza, con todo lo que conforma la realidad.

De lo contrario todo lo que hagamos, no tendrá sentido ni significado verdadero. Todo parecerá absurdo: rodar dentro del círculo cerrado del conflicto, de la división, de la crueldad, de la violencia, de la guerra. 

 

3681. ¿Cómo podemos saber si eso que queremos conseguir, es posible o no, si no lo vivimos? Esa actitud, es materialista, en el sentido de que uno se cree que todo lo sabe: ya sea lo que va ocurrir en el presente, como el futuro. Y esa manera de encarar la realidad, es la que nos hace torpes, nos confunde, provoca desorden.

Porque ese plan que tenemos, cuando decimos que algo es posible, como no, es el que bloquea lo nuevo, lo que está fuera de lo conocido. Pero no nos gusta ir a lo desconocido, somos burgueses, queremos la seguridad, que es la repetición; que hemos estado practicando, viviendo, desde hace un millón de años.   

 

3682. Pero, ¿la libertad no es amor? Porque, cada persona tiene sus necesidades. Que, aunque nos parezcan erróneas para algunos, que pueden ser millones, o la mayoría, ese es su camino que lo ha de vivir total, completamente, para decidir si es adecuado o no, para su vida.

Pues, esos que vemos como extravagantes, desordenados, que ponen el orden patas arriba. Ellos no lo ven igual. Porque lo que unos ven orden, otros ven desorden. Pues, el orden se genera desde dentro hacia afuera.

Y si estamos divididos, fragmentos, en conflicto, ¿puede haber orden, que es el amor?  Porque, por seguros que pretendamos estar, eso no es real. Porque la seguridad, de lo que sea, no existe en absoluto.

La Inquisición tenía su orden, que la hacía torturar de todas las maneras -física, mentalmente, etc.-: quemar vivas a las personas, en un espectáculo público macabro, sádico. Cuando eso demostraba, la locura en que vivían. Precisamente ellos, que invocaban a todas horas a dios, que es todo amor, compasión, misericordia.   

 

3683. Pero, no nos olvidemos, todos formamos parte de esa banca, que siempre gana -por eso, votamos-. Porque, también queremos siempre ganar. Y cuando todos quieren ganar, alguien tiene que perder -como sucede con todo juego, deporte, competición, etc.-.

Por lo que los que ganan, siempre son los más crueles. Porque, no tienen compasión del perdedor. La pregunta es: ¿tenemos bastante con un empate, en el que nadie pierde ni nadie gane? 

 

3684. Por qué no queremos que lo que investiguemos, ¿cómo lo hacemos, lo que decimos, no se haga público, para qué los otros también participemos? 

¿Dónde hay miedo, puede florecer el amor? ¿Si hay esfuerzo, si forzamos a los otros para que hagan lo que no quieren, hay ahí, puede haber, amor?  

 

3685. Lo que ‘afecta a la cognición de los monjes, ascetas, etc.’ Es su fanatismo que tienen por sus métodos, sus maestros, teorías, disciplinas, ejercicios físicos, mentales de concentración en un punto determinado. Que les hace que se dividan de lo real, de la realidad de lo que está sucediendo ahora -en el ahora-, en este momento.

Y si hay división, hay confusión, desorden, caos, sufrimiento, amargura.