Torni Segarra

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1557. Ninguna mujer nace para puta. Pero, el ambiente, las circunstancias, pueden hacerla puta. En la vida, no nos hemos de extrañar de lo que nos suceda. Pues, el mandato es sobrevivir. Y si uno quiere sobrevivir, ha de estar preparado -o, aunque no lo esté- para lo que nos llegue, venga. 

 

1558. Sobrevivimos porque el universo quiere. Y no, porque somos imperfectos. Porque, esta imperfección, puede que no sea. Es decir, que nada es perfecto ni imperfecto. Los animales salvajes, en la selva, no hay ninguno imperfecto: todos actúan según su programación. Porque ellos, no tienen conciencia de que están ahí. Por eso, todo lo que hacen, es para sobrevivir, reproducirse, defender su estatus, su vida.

Y, tampoco es defenderse. Ellos están programados, para cuando reciben una energía de un animal. Que es recibida a una intensidad, de tal forma, que los obligas a huir. Si la energía no les molesta, no les duele, no reaccionan, siguen comiendo o haciendo lo que tengan que hacer.

Por lo que, están en las manos del universo, sus leyes físicas, químicas. Sus caprichos inescrutables. ¿No somos, tal vez, nosotros, exactamente iguales -excepto que somos conscientes de que vivimos- como ellos, pero viviendo en la ilusión de que somos libres, tenemos libre albedrío? 

 

1559. ¿Todos son fantasmas? Puede ser, pero si nos incluimos todos también. Pues, todos somos iguales ante la pérdida de algo, que le damos valor; y ante el dolor, la desdicha, el miedo, la muerte.

 Y como todos respondemos a eso, de la misma manera, es por lo que generamos lo mismo. Es decir, todos generamos división, conflicto, desorden, desdicha. 

 

1560. El problema de las fronteras, las banderas, como los nacionalismos que las crean, es que las fronteras, se tienen que acabar todas a la vez. ¿Es eso posible? No lo es. Porque hay unos descarados, sin ninguna vergüenza, que dicen que sólo se tienen que quitar las fronteras y los nacionalismos, que las generan, que son negativos, divisivos, etc.

Pues, ellos dicen que, sólo su nacionalismo, y sus fronteras, son adecuados, positivos, verdaderos. ¿No hay algo de patología mental -confusión, desorden, egolatría-, en esas personas y lo que dicen, promueven? 

 

1561. Número uno.

Las personas, tenemos una pesada carga con el pasado, ya sea reciente, como el pasado lejano. Pues, ese pasado es que el que nos hace actuar de manera que nos divide del presente, del ahora. Por lo que, uno ha de ver toda esa grandiosidad del pasado, que es tiempo psicológico, que se interfiere en lo que estamos haciendo.

Tiempo psicológico, que nos divide internamente, generando desorden, fanatismo, idolatría, toda clase de supersticiones.

 

1561. Número dos.

Lo nuevo, es lo que la mente ni nada, ni nadie, puede tocar. Pero, lo nuevo puede ser visto como algo arriesgado, peligroso. Aunque eso, no es lo verdaderamente nuevo. Nos referimos a lo nuevo que surge en un instante, sin tiempo, de la nada.

Eso que es nuevo, es algo que no se puede provocar, por método o práctica meditativa. Pues, para que llegue lo nuevo, hay que tener una atención total, absoluta. Para así poder responder a los retos. 

Es decir, esa atención tan absoluta, que es cambio, la inteligencia en acción. Llega, como cuando tocamos un recipiente de metal que está cocinando la comida. Que, al tocarlo distraídamente, nos quema y nos obliga a actuar instantáneamente, apartando la mano. Sin que medie la acción del pensamiento, ni la mente, que son tiempo, el fruto del pasado.

 

1562. Número tres.

Si comprendemos que la vida es el resultado de la destrucción, del amor y la construcción. Entonces, tendremos suficiente energía ante las caídas, los fracasos, las frustraciones, las pérdidas de algo que le damos valor.

Es preciso también comprender, que en la vida no existe seguridad alguna. Que todo se está moviendo, como un río donde el agua forma una totalidad indivisible. Donde sólo existe, la absoluta y total inseguridad.