Torni Segarra

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1750. Dices: ‘Nuestro cuerpo, al ser animalizado, también hace lo mismo, defiende su casa, defiende conceptos, también llega a ser agresivo’. Pero, eso no es lo más profundo, aún hay más. Pues, nosotros hemos de vivir, sobrevivir. Y para ello, hemos de comer. Lo que quiere decir, matar, sacrificar animales, etc. Y si lo llevamos al ámbito psicológico, quiere decir que tenemos que seguir matando: cuando nos dividimos de los demás, los explotamos, no somos sensibles con los menos afortunados. Cuando nos hemos de defender, de los que quieren lo que tenemos.

Cuando somos codiciosos, vanidosos, de manera que siempre queremos más, ganar, vencer. Cuando queremos conseguir algo, una pareja, un buen empleo, un buena casa o apartamento, o una segunda vivienda en la playa o la montaña. Y todo eso, nos hace matadores. La pregunta: ¿Es posible vivir sin generar ningún daño a alguien -además de los animales, los vegetales, los insectos, etc.-?

Por lo que, hemos de ser sinceros, no huir de la realidad. Ni inventar otra realidad, que más me gusta y satisface. Pues, eso nos divide de la realidad, de lo que es, de lo que está ocurriendo. Y si hay, división habrá desorden, conflicto, confusión, anarquía.

 

1751. La mente para operar, necesita seguridad, sentirse segura. De manera que, cuando le llega un reto impactante, una frustración, un desengaño, se siente insegura. Y así es, cuando esa inseguridad, falta del confort, inestabilidad psicológica, puede afectar al cuerpo. El cuerpo, tiene su propia sabiduría cuando no intervenimos en él: lo reprimimos, lo revolucionamos, para querer más y más acción, rendimiento.

Y es entonces, cuando puede generarse cualquier patología, disfunción, pesadez, debilidad. Es decir, depresión mental, psicológica; o depresión física, una pájara.

Todo esto que parece tan fácil, no lo es cuando queremos ver, cuál es el origen de todo esto, que no nos deja vivir de una manera sana, completa. Pues, no podemos saber, cuál es el origen de toda situación, que nos lleva a que nos desequilibremos y enfermemos. Podemos, describir las hojas, las ramas, todo, pero la esencia de toda enfermedad, no lo podremos saber.

Y esto, nos da paz, sosiego, felicidad, porque descubrimos que, nosotros no somos los culpables, de lo que nos pasa. Si no que, es un capricho del universo, como lo es también el que muera uno y otros no. Es decir, los que estamos vivos, somos los elegidos por el universo para que sigamos vivos, viviendo.

 

1752. Hay que ver lo complicado que lo hacen, lo enmarañado, marrullero, que lo ponen. ¿No se acuerdan cuando detenían a un terrorista, sospechoso, o a los sospechosos de colaborar con ellos? Si solamente eran sospechosos de colaborar, entraban en prisión, y tal vez, ya no salían. Los llevaban en un furgón policial, ante el juez o el tribunal.

Pero, ahora resulta que esos corruptos, ladrones, inmorales, como son los predilectos del poder, todo son mentiras, falsedades, contradicciones con sus compañeros de mafia, que se acusan, pero el acusado dice que eso acusación es una mentira.

Y los jueces, como son amigos de los que mandan, pues no saben qué hacer. Porque, si los aprietan, con la ley en la mano, los que mandan de la mafia, pueden arruinarle la vida -como ya ha pasado a algunos-.

Por lo que, seguimos ante el espectáculo, de que unos entran a la cárcel rápidos, con juicios rápidos, ágiles. Y otros, como si nadie de la mafia, quisiera que entraran en prisión. No hace falta, que digamos nombres. Pues todos los conocemos: los muy gordos, los medianos, los desclasados que siempre están rogando justicia, clemencia -pues los más importantes, no hace falta petición de justicia, de clemencia-.

Finalmente, hay que decir, que no sólo se mata con bombas, pistolas, etc. También se mata a las personas, no declarando los beneficios a Hacienda -el fraude fiscal-, robando el dinero ilegal, negro, el que depositan los ladrones en paraísos fiscales. También matan, los recortes sociales, de la sanidad, el copago de los medicamentos, las pensiones miserables, como de países subdesarrollados.

 

1753. Das la impresión que no te enteras. O no te quieres enterar. Pues, haces como cuando la madre, ante las maldades de su hijo, dice: ‘El chico, es un buen chico. Pero es que las malas compañías, sus amigos, lo pierden. Él no quiere robar, no quiere ser malo. No lo comprendéis’. 

 

1754. Pues, además por el ritmo que llevamos, todo va a ser a peor. Aunque, no nos olvidemos de lo mejor. Pues, lo bueno y lo malo, no son absolutos por ellos solos. Si no, que están interrelacionados, como las dos caras de una moneda.

 

1755. Eso demuestra que las personas, somos quiero, pero no puedo. Queremos lo que nos gusta, lo que necesitamos. Queremos ser libres, buenas personas. Queremos desafiar la vida, cambiando la realidad.

Pero la vida, es implacable, inescrutable. Y por eso, queremos ser lo que no podemos. Porque nos auto engañamos.

 

1756. La lista de los ‘malos’ es muy larga. No cabría aquí. Faltaría espacio.   

 

1757. Crees que una persona sola, es la única responsable. ¿Quiénes sembraban y cultivaban la droga, quiénes la exportaban, la vendían? ¿Quiénes la consumían? Eso es parecido a los coches, que matan a millones, y a otros les corta las piernas, los deja inválidos. ¿Son responsables los fabricantes, los vendedores, los políticos que mandan, que consienten esa manera de vivir tan dependiente de los coches?

Y finalmente, están los consumidores que la necesitan, como se necesita el alcohol, el tabaco, los medicamentos antidepresivos. Si se legalizara, como el tabaco o el alcohol, ¿generaría tanta miseria? Pues, es su comercialización ilegal lo que ensucia lo que se consume.

En el período de la ley seca, donde se prohibió en EEUU el consumo y la venta de alcohol, la mafia floreció, los asesinatos se sucedían como si se fuera de cacería. Al final se volvió a legalizar el alcohol, con sus problemas de adicción, salud, etc., hasta ahora.