Torni Segarra

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Al parecer se han olvidado de informar del ataque con proyectiles de los terroristas -¿no estamos contra el terrorismo?- en la universidad de Damasco, hace un día, donde mataron a unos doce estudiantes y civiles, hiriendo otros civiles. Con afecto y cariño.
 
Cuando hay un acontecimiento extraordinario el ‘yo’ desaparece, es absorbido, y entonces no hay problemas. Hay libertad absoluta, sin contradicción. Pero como no podemos vivir a esa intensidad, el ‘yo’ vuelve con su confusión, la esclavitud del pensamiento, del pasado que vuelve, del futuro, de lo que será o no será.
 
Sólo existe el pensamiento, uno e indivisible. Es la ilusión la que dice que uno es aparte del pensamiento. Creando es la ilusión del que observa, que se cree diferente de lo observado. Cuando solo existe el observador que es lo observado, son lo mismo, una unidad. Pero para ver esto, vivirlo todo como una unidad, uno ha de tener un sentimiento sagrado, religioso, de absoluta libertad tanto en relación con la vida, como con la muerte. Donde uno no tiene miedo ni a la vida ni a la muerte.
 
El pensamiento recibe las instrucciones que le manda el cerebro, que responde a los retos -frio, calor, hambre, peligro, dolor-. Por eso, cuando hay confusión, tanto el cerebro, como el pensamiento, no pueden operar correctamente. Y tanto el cuerpo, como la realidad, son desatendidas por lo que la confusión y el desorden prosiguen y se ¡incrementan.
 
La memoria almacena toda experiencia. Pero es el pensamiento, que coteja, compara, evalúa, el que opera. Es lo que nos separa de los animales, pues ellos sólo son memoria sin alterarla, siempre la respetan y obedecen.
Aunque nosotros, los humanos, vistos desde otro planeta seríamos vistos como en un gran gallinero, donde todos obedecen a las leyes de ese gallinero.
Es decir, nosotros somos como los animales, pero con varios millones de años de desarrollo cerebral, mental, más.
 
Susana, he entrado en el grupo. Y parece con orden. Aunque hay algo que llama la atención cuando decís que los Uranianos tenéis algo especial. Cuando eso también lo dicen los Géminis, los Leo, los Cánceres, etc. ¿No te parece? 
 
Bien Susana, si puedes agregarme me agregas.
Creo que ya tuvimos un intercambio, pues creo recordar que entré en tu muro de FB y vi las fotos del acueducto, tus bonitas fotos, la frase en euskera. No puedo decirte ahora de qué se trataba.
 
Gracias, Susana. Si necesitas alguna cosa, no dudes en que si puedo veremos qué podemos hacer.
 
A propósito de lo que decía Janet. ¿Por qué el papa quiere humillarse lavando los pies,  besarlos, a unas personas en una prisión, es que se cree tan soberbio y pecador que necesita humillarse y montar ese espectáculo para que todos lo vean? Una persona que hace lo que puede por los demás, que se siente honesta, ¿qué necesidad tiene de auto humillarse, infringirse tareas, dolores, etc., exhibiéndose?
 
Teo, las descripciones cada uno las interpreta según su condicionamiento. Si uno se siente de una religión particular, de un país, y alguien dice que toda pertenencia e identificación es dañina, no es estar contra eso. Es el condicionamiento del que está identificado y aferrado a una idea o teoría, el que se siente menospreciado, agredido.
 
Por otra parte, ser antisemita –cuestionar el genocidio contra los palestinos por Israel-  es un honor en la actualidad. Porque defiendo a los palestinos, como hubiera defendido a los judíos,  tanto de la Alemania nazi, como los de todo el mundo racista contra ellos.
 
La espiritualidad, es darse cuenta de todo el dolor y sufrimiento y ver qué podemos hacer con ello. Y ese dolor es el que genera la división, la fragmentación interna, cuando nos decimos que somos cristianos, comunistas, nacionalistas, budistas o musulmanes.
Por eso, la espiritualidad es ver toda la trama de la vida -el bucle de confusión mental- y liberarse de esa trampa en que vivimos, porque estamos a gusto en esa trampa –sino no lo estaríamos-. Hasta que viene un reto y nos deja ante el abismo que no queríamos ver, ya que lo bloqueábamos con actividades, dependencias, búsqueda de placer. Pues, somos muy poco reflexivos, no nos gusta la soledad, queremos las habladurías y las distracciones. Y todo eso nos hace superficiales y poco profundos.
 
La alegría llegó cuando vieron que Jesús resucitó, Hasta ahí era dolor, temor y miedo a la muerte. Pero al resucitar su mesías, en cuerpo y alma, ellos, sus seguidores, entraron en éxtasis. Y por eso se dice, la pascua de resurrección. Que los cristianos -la iglesia católica-, muy astutamente, la ha acoplado en el tiempo con la primavera. Por lo que el negocio es redondo: algo sagrado –sea comprensible o no- está realzado con la explosión –la salida del invierno y la llegada de la primavera- de fuerza y energía que la tierra y el cosmos nos impone.
 
Gloria, el ‘yo’ y el pensamiento son lo mismo. Por tanto, todo lo que generen va a ser más de su contenido. Y ese contenido es la memoria, donde está gravado todo lo que hemos sido durante un millón de años: división, miedo y temor, conflicto, agresiones, violencia y guerras. Con su persecución de algunos momentos felices, que lo transformamos en placer. 
Así que el pensamiento, que es el ‘yo’, sólo quiere buscar el placer, que es el que le alivia de ese dolor existencial que no comprende –que es tanto como comprender la vida-. Que lo ha probado todo: la división, la contienda, las matanzas, etc., pero al no encontrarse seguro, sin respuesta, cree que esa es la solución. Decimos que no, que estamos contra la violencia, y lo que la genera, pero los hechos demuestran lo contrario: somos nacionalistas, feministas o machistas, de izquierda o de derechas, creyentes o no, vegetarianos o carnívoros, capitalistas o comunistas. Y ese ‘somos’ nos divide y enfrenta, porque lo queremos defender, porque dependemos de ello para sentirnos seguros y aliviados. Pero todo eso, genera conflicto con lo que empieza todo el proceso de división y desorden. Y esa es la manera como vivimos ya sea que lo reconozcamos o lo rechacemos.