Torni Segarra

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Parece increíble que tanta felicidad, gracia y belleza, que este grupo musical desarrolla, y a unos kilómetros ya hay quienes se asesinan, destrozan a personas, se les invade su tierra con tanques y bombardeos. ¿Por qué es que a los hombres nos gusta complicarnos tanto la vida con creencias, nacionalismos que siempre generan enemigos –otros que también son nacionalistas-, con ideas religiosas y políticas, ideas de raza, superstición y fanatismo?
Todo eso es fruto del miedo que tenemos a los demás, vivimos temerosos, como si fuéramos ladrones o delincuentes, que esperan a la policía o alguien que va a vengarse por nuestras actitudes en la vida. ¿Todo eso no lo podemos cambiar, descartar, aniquilar, para que no genere la reacción contra nosotros, como el efecto que se cobra la causa? Sí que podemos cambiar de dinámica y paradigma, para ello hay que morir a todo lo que genera desorden, caos, anarquía. No nos importa los que parecen o son nuestros enemigos. Porque el verdadero enemigo soy yo mismo, que con mis pensamientos y mis actos voy creando este desorden y caos en que vivo, necesitando policías, hombres, armados, ejércitos, para que me defiendan de mis malas acciones que hacen que generen enemigos.
Y toda esa inversión en defensa, hace que vaya desesperado para conseguir el dinero para sufragarlo, por lo que ese círculo que es mi vida, me está destrozando, volviendo más agresivo, brutal y cruel. Pues tengo que explotar más a los pobres, a los que trabajan para mí, quitarles lo que es suyo y se merecen, por lo que me hago deshonesto, corrupto e inmoral.
 
Por si te puede servir la información, llevo unos treinta años de vegano. Como todo lo de antes, pero sin carne ni pescado ni lácteos ni huevos.
 
No puedo decirte nada en concreto, Enghel. Solamente seguía a la actitud del cuerpo, su necesidad. Pues no sé cómo pude seguir adelante, a pesar de las complicaciones cuando me juntaba con los que no eran vegetarianos. Sólo sé que sentía una necesidad, como ahora, de no hacer ningún daño a los animales.
Pero lo cierto es que salvo unos años de convivir con una persona que aceptaba ser vegetariana, todo el tiempo he convivido con personas no vegetarianas, como lo hago hoy en día. Eso sí todos han tenido un respeto hacia mi actitud, sin banalizarlo ni hacer chanza de ello. 
 
La vida, y las relaciones, son como un bosque donde no sabemos ciertamente que vamos a encontrar al siguiente paso. Por lo que, la vida se trata de un experimento. Y los experimentos están sometidos y a nuestras necesidades. Y las necesidades están sometidas a nuestro condicionamiento. Y el condicionamiento, está sometido al hambre que tengamos de una cosa. Si tenemos realmente hambre comemos, si no hablamos, miramos la comida y la dejamos aparte.
                                                      
Si no nos respetamos a nosotros mismos, ¿qué es lo que puede salir? Puede que estemos muy desesperados y consintamos ciertas indignidades para conseguir lo que queremos. Pero, eso nos va a deteriorar más. Hemos de comprendernos y comprender cómo funciona la vida, para no dar demasiada importancia a los problemas, si no tener tiempo para mirarlos y comprenderlos. Pues si hay comprensión los problemas quedan resueltos.
 
La vida es la nada y lo es todo a la vez. Por eso, no hemos de ser superficiales y darnos cuenta que la vida es algo muy serio, en la que depende de nuestra actitud el que funcionen las cosas adecuadamente. Para ello, es preciso que nos demos cuenta de que estamos condicionados por el ambiente familiar, cultural, etc. Y es comprendiendo ese condicionamiento, que incluye la comprensión del pensamiento, que es cuando podemos ir más allá de todo lo malo de la vida: la ignorancia, la falta de cordura y de inteligencia.
 
La amistad, si los es de verdad, puede que siempre esté más allá de lo que acontezca. Aunque, siempre puede haber un límite: las actitudes corruptas e inmorales, que va a generar dolor y sufrimiento.
 
El amor es lo entero, lo completo, lo total, con quien sea, como sea, no importan las condiciones. El amor se basta así mismo para ser, al margen de los acontecimientos y circunstancias. Por eso el amor, parece cosa de locos, porque a veces es difícil de comprender por los que nos ven y observan. Pues, el amor no tiene regla ni patrón, sólo ama, sin pensar en las consecuencias. El amor puede que sea lo más peligroso, pero también la máxima seguridad posible.
 
En el mismo momento que tenemos a algo o alguien, se acabó la libertad. Porque nuestra vida pasa a estar poseída por eso que creemos nuestro. Pero, la libertad, que es amor, tampoco tiene patrón, que son los inventos de la mente, y puede vivir en eso que posee sin ser poseído.                                                             
Es lo que pasa con el ‘yo’, que es imposible deshacernos de él, pero vamos más allá de él. Y entonces al no haber división ni lucha ni conflicto, es cuando aparece el amor.
 
Cuando algo se acaba, es el fin. El acabar es tan radical como la misma muerte. Y en ese acabar está el orden, que es amor.
 
El pasado, son los recuerdos que se interponen al reto que es el presente. Como tenemos miedo de vivir en la nada y el vacío, que es el ahora, ya que es la incertidumbre de lo que nos pueda pasar, es cuando recurrimos al recuerdo que ya conocemos y sabemos lo que es. Pero esa trampa, ese inocentada, nos deja divididos del ahora, por lo que no podemos responder adecuadamente al faltarnos la energía necesaria, total, que se pierde por estar fragmentados y divididos al mirar a los recuerdos, al pasado.
 
La mente no solamente se puede ordenar en un solo asunto o problema. Pues cuando realmente se soluciona un problema, todos los demás quedan resueltos.
 
Cuando vamos más allá de lo que somos, con los aciertos y errores, entonces lo sagrado, la realidad, la verdad, se manifiesta.
 
Aunque una buena relación con los demás, con las personas que convivimos, es precisa, lo que digan de nosotros eso no tiene ninguna importancia. Pues, los celos y las envidias, la vanidad, siempre están ahí con nosotros.