Torni Segarra

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La vida es para vivirla, gozar de ella, sea como sea y dónde sea. Solamente se necesita ganas de vivir, como se tiene ganas de comer. Y de uno depende que eso sea así, comprendiéndola tal cual es. Y si hay comprensión, hay amor.
 
Los empresarios tienen que triunfar en su negocio, por lo que son competitivos, fríos e indiferentes a todo lo que no sean las ganancias y la expansión de su poder. En realidad son como tú y como yo, pero a un nivel muy elevado a la hora de hacer las cosas, por lo que los problemas también se multiplican, complicándose todo aún más.
 
¿Es correcto decir que creemos en el amor a una sola persona para toda la vida? ¿Eso cómo lo podemos saber, si eso forma parte de futuro? ¿Ese amor no sería fruto del deseo, del esfuerzo, para llevar hasta el final de eso que queremos? Y si hay deseo, lucha interna, esfuerzo con su crueldad, ¿puede haber amor? O el amor, es amar a todos los seres humanos, a todo lo que existe.
 
Todo es energía. Y la energía ni se crea ni se destruye, se transforma en otra energía. Eso es el origen y el destino de todo lo que existe. Todo lo demás son palabras sin ningún sentido. Ahora bien, ¿podemos entenderlo y vivirlo sin temer a la muerte, sin temor a perder algo? Porque si hay miedo y temor, si no lo podemos vivir internamente, y externamente también, entonces esa energía que resulte al transformarse generará una mala energía. Que se manifestará en una energía negativa, generadora de conflicto, violencia, sufrimiento y dolor.
 
A nadie le gusta que alguien que no conocemos nos intimide y haga propuestas sin sentido, nos halaguen, y entren en un terreno que puede convertirse en farragoso, mal educado. Y total por el sexo y todo lo que le precede. Está claro, que cuando más subdesarrollados más piropean a las personas. Y de eso los latinos saben mucho.
 
La vida no cuenta nada. Eso de contar es cosa de los humanos. Porque contar, que es el pasado, ¿para qué sirve, si ya está muerto?
 
¿Esos vestidos tan complicados y tan caros, no son una molestia para la acción, por ejemplo a la hora de ir a miccionar, etc.?
 
Para que haya igualdad ahora, tú lo tienes que vivir, hacer posible a todas horas, en cada reto y circunstancia. Es lo único que puedes hacer, porque si los otros no quieren esa igualdad, ¿qué hacemos, los obligamos, hacemos otra dictadura por la igualdad?
 
El encanto y la personalidad, es lo que hace posible el enamoramiento, además del deseo de seguridad y de sexo.
 
Soportamos insultos, etc., porque mutuamente nos hacemos adictos a una relación, por tortuosa y molesta que sea. Pues, lo que más nos disgustar es la inseguridad, la soledad.
 
Valorarse uno mismo no tiene sentido, pues hacemos trampa al decirnos que somos estupendos, guapas y guapos, etc. Lo que uno es de verdad, no lo que yo quiero ver, se ve  cuando nos relacionamos con los otros, cuando nos encaramos con los retos. Ahí no hay trampa, porque sin una buena relación con las personas, nada tiene sentido ni valor alguno.
 
Las personas somos como las nubes, las montañas, los árboles, todos son hermosos, llenos de belleza y de vida, todos tienen su utilidad, su lugar.
 
¿Qué podemos hacer para no entregarse a esa trampa, que se ha convertido la vida? Primero ser afortunado, y darse cuenta de la manera cómo funciona todo, que es el resultado de nuestros pensamientos y como encaran los retos que nos llegan, tanto de la naturaleza, del cuerpo, como los psicológicos.
Si profundizamos nos daremos cuenta, que el movimiento de la vida, de la naturaleza, no se puede cambiar ni alterar, como queremos. Pues hemos adoptado y asumido una manera de vivir, destructiva a la que somos adictos y no podemos salir. Por eso, uno no puede luchar contra eso, sino vivir con ello sin generar conflictos, desorden, violencia. Porque, esos conflictos, fruto de la división, y lo que generan lo empeora todo aún más.
 
Si nos tentamos puede que no nos podamos controlar. Y los resultados, puede que sean difíciles de olvidar, con todos los problemas que van a desencadenar.
 
El amor, es dolor. Pero por ser amor, va más allá del dolor y lo convierte en energía positiva.
 
Cada persona tiene a otras quienes las admiran, respetan y sienten su atracción –aunque también hay otras que las rechazan-. Esto es para todos los seres vivientes. Es decir, nadie está libre de atracción como de rechazo.
 
El sentimentalismo, las emociones, son un impedimento para ver la verdad, pues nos ciegan de manera que somos capaces de hacer cualquier tontería. Ahí está la emoción y el fuerte sentimiento por un país –nacionalismo-, o religión, capaz de generar violencia y guerra.
 
Cuando vemos claramente algo, un peligro, o algo que nos gusta, estamos obligados a hacer algo por eso, y la acción que surge es la de toda la energía en esa dirección. Y entonces, esa energía  es orden, genera más orden.
 
Creo que con esos objetos agresivos, que pueden hacer daño, se generarían más problemas que los que resolverían. Pues, si te enfrascas y agredes a alguien, aunque triunfes, eso no se va a olvidar, pues la dinámica de la venganza se ha puesto en marcha.