Torni Segarra

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Pero, Cullen, lo que alguien presenta como amor, para otro es algo insignificante. Alguien puede dar su coche y parecer muy valioso, pero otro lo ve como algo nimio muy superficial. Los que van a la guerra, a matar y a que los maten, dicen que lo hacen por amor. ¿Entiendes dónde estamos?
Lo que dices de la presencia del ser interior, que es un estado de unión con todo, eso también es amor. Pero, ¿eso dura siempre, a todas horas, o viene y se va?
 
Vicky. ¿Puedo acercarme a ti, aunque no esté enamorado de ti? ¿Por qué no? Empecemos y a ver qué pasa.
 
Eso es una ilusión, Joan, no es lo real, la realidad. ¿Tú no estás fragmentado como todos? A ver cómo llegas a hacer realidad eso de: ‘Nunca hubo un fragmento separado de la totalidad’.
 
Ya nos estamos comunicando, J Eddy. ¿Por qué, nos tienen que agredir si nosotros no les hacemos ni queremos hacerles ningún daño? Solamente queremos hablar, informarles de que podrían ir las cosas de otra manera diferentes si cambiaran el paradigma de destruir al que creen que es el contrario. Y, si no pueden cambiar, no pasa nada. Pues donde hay esfuerzo, con su brutalidad y su crueldad, no puede haber amor.
 
Mírate dentro de ti y verás la – tu- división, el –tu- fragmento. ¿No ves que todas las mentes están unidas? Nada más que haya una fragmentada, también lo están todas. El hecho es el fragmento, la división. Eso es tan evidente. ¿Puede alguien que no esté dividido hacer daño a otro, por placer, por avaricia, codicia, vanidad?
 
Si todo es un sueño, una alucinación, un delirio, ¿por qué no haces lo que te dé la gana? Y aunque vayas a prisión, como todo es un sueño, no te importará. Y cuando te duela algo o enfermes, no te cuides ni te cures, porque todo es un sueño e ilusión.
El sueño, para que sea verdadero, no una trampa o treta de la mente, se tiene que vivir al cien por cien en todo. Y, entonces es cuando se descubre la falsedad, la ilusión de decir que todo es una ilusión, que todo es un sueño. Lo que existe es el dolor, la división, la guerra y las bombas -que pararía si te echaran una bomba en tui edificio, ¿sería un sueño?-, el hambre, la vejez, la violencia y su crueldad, con algunos momentos de alegría y felicidad.
 
Solamente existe la inseguridad total y absoluta. Si no lo vemos hasta la misma raíz, siempre creeremos que hemos sido traicionados, abandonados, engañados. Pero, es el río de la realidad que está pasando con sus maneras incontrolables.
 
¿Podemos, tú y yo ayudarnos mutuamente, sin ser ninguno el dueño del otro, sin ninguno ser el esclavo del otro? Uno no tiene que perder, pero tampoco tiene que ganar. Por tanto, nadie gana ni nadie pierde, hay empatía -un empate-. No hacemos eso. Siempre queremos ganar, aplastar, vencer al otro, eso se ve en el deporte, en las competiciones, etc. Y toda esa absurda vanidad, es la que nos divide, nos humilla, nos genera agravios y rencores, nos enfrenta, nos generara el conflicto, la violencia y la guerra.
 
Sin querer defender a nadie, ¿hay alguien que no haya ni sea tan estúpido para creer en ilusiones: sectas, grupos políticos, ideas y teorías, etc. Mira la corrupción: igual de corruptos son los de derechas, que los de izquierda, los dos son guerreros. Cuando llegan al poder, ellos se las arreglan para usar la violencia y hacer la guerra -que es la mayor corrupción-. El problema, Ernesto, está dentro de nosotros. Y siempre tendremos enemigos, personas que no compartan nuestra manera de ver la y encarar la realidad. Eso es un hecho. Pero quedarse con una parte, diciendo que es la peor -o, la mejor-, eso es racismo, eso es crueldad, un agravio, que no genera más que desorden, confusión, conflictos y enfrentamientos, violencia.
 
Tan negativo es decir que hay esperanza, como que no la hay. Es lo mismo que decir que no hay absolutamente nada de amor, como decir que todo es amor. Existe algo, que la mente no puede atrapar, que tal vez resuelva los problemas que parecen insolubles. Y eso solamente lo tiene que descubrir cada uno.
 
Las normas, aunque algunos las vean como algo caprichoso o molesto, existen. El cuerpo dicta sus normas implacables. La autoridad dice por dónde hay que circular por las carreteras y la ciudad, existen los horarios para embarcarse en el avión o el tren.
Por eso, si uno comprende las normas, y las leyes, no son una molestia. Si no la celebración del orden. Y el orden es amor.
 
Y, ¿tú qué dices, Kenneth? Porque si no te liberas de JK, nunca serás como él: ¿libre, desacondicionado, iluminado, o vulgar y corriente como todos? 
 
¿No crees que te has dejado a todos los demás? ¿Existe la no corrupción, o es otra ilusión más, como creer en la no violencia?
 
Aún hay más todavía, porque siempre ha sido así. Y ahora también lo es a otro nivel. Entonces, el pasado ya está muerto y cada uno tiene el que tiene. Ahora vayamos al presente, ¿queremos nosotros repetir todas esas barbaridades? Pues, si no las queremos repetir, habrá que empezar a demostrarlo con el comportamiento que tengamos en n nuestra vida cotidiana. ¿Si no, qué sentido tienes todo eso de hablar y hablar de lo mejor, de lo que fue, si ahora nosotros hacemos lo mismo? Pues, para vivir como vivimos, hemos de explotar a los pobres campesinos que venden sus frutos y hortalizas con precios de miseria para que todos ganen menos ellos. También hemos de explotar a los que nos hacen el pan, los zapateros, los limpiadores de las calles, los albañiles, etc.,  que cobran una miseria de sueldo. Y así, todo ves,  es una repetición. Y solo tú puedes ir más allá de esa explotación, siendo legal, honesto, compasivo, no corrupto ni inmoral.
Pero, eso ya es otra cosa. Porque, eso significa ser sencillo, asumir nuestra precariedad, nuestra inmoralidad y corrupción. Y a eso es a lo que no queremos enfrentarnos, queremos culpar a los otros de todos nuestros males. Ya que es lo más cómodo y lo más superficial. Pero, no nos engañemos, el hecho de vivir genera y quiere decir hacer daño a alguien, porque hay que comer. Y comer quiere decir matar a un ser viviente. Y desde ahí va subiendo hasta llegar a matar a seres humanos, explotándolos, maltratándolos, siendo indolente e insensibles con ellos, con su sufrimiento y dolor.