Torni Segarra

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El admitir extranjeros, es un remedio superficial, pues desde siempre las personas se han movido por todo el mundo, pero los nacionalismos siguen ahí. También se dice que al viajar mucho nos hacemos cosmopolitas, y es un remedio para deshacer los nacionalismos. Pero, la realidad es que los políticos que son los que más viajan, todos siguen siendo nacionalistas.
El remedio para el nacionalismo, está en comprender el miedo que tenemos al otro, al vecino, al extranjero, al del otro país. Sin comprender el miedo, que es la división interna, que se expresa con el ‘yo’, el nacionalismo seguirá ahí en las naciones. O en las personalidades y sus peculiaridades, que se lanzan como arma y coartada para reivindicar ese ‘yo’.
 
Para Jérôme Ferrari, profesor de Filosofía, escritor novelista.
He leído tu entrevista en el diario…, de hoy. Gracias.
No estoy de acuerdo contigo cuando dices: para transmitir filosofía, nada mejor que ir a los textos originales. Pero si la filosofía es el arte de lo nuevo. Que es el respeto por la novedad de lo que va llegando, aceptando esa realidad que nos llega, nos guste o no.
Lo viejo y repetitivo, el pasado, ya sabemos lo que es: la división, la fragmentación interna, que nos resta la capacidad de ser sensibles, de ser compasivos, de tener amor.
Desgraciadamente, tanto la filosofía, como las religiones en occidente, todas tienen esa ausencia de compasión, por ser tan divisivas. Y por ello maltratan tanto a los animales, a la naturaleza. Les falta el panteísmo, donde todo tiene la misma importancia y valor.
O sea, que los textos originales de la filosofía occidental, hacen de obstáculo e impedimento de la verdad, el único fin de la filosofía.
 
La vida puede que sea mirar y ver, que es consciencia y percepción. Es lo mismo que hacen los animales, pero desde una mente tan evolucionada como es la nuestra. Por lo que, esa evolución nos ha acelerado de manera que vemos y percibíamos tanto que hemos creado el egoísmo, el ego, el ‘yo’, y todo lo que lleva consigo de miedo y placer –los dos son contrapuestos y unidos a la vez, como las dos caras de una moneda-, el tiempo como pasado, presente y futuro. Que a su vez, ha inventado todas las ideas como el clan familiar, la tribu, el nacionalismo, las religiones y toda clase de grupos políticos o de otra índole.
 
¿Eso amor la sumisión? Los animales necesitan vivir en libertad, sin estar atados a correajes, sin ser dominados por los humanos. Ya que se esclavizan de ellos para poder comer, etc., y los humanos no son de fiar. Ya que sus intereses y necesidades no son las mismas.
 
¿Es eso posible o es una ilusión? Pues hacer propaganda, decir lo que nos gustaría que fuera no es un hecho. Lo que cuenta son los hechos y no los no hechos. Las fantasías, las tonterías bobaliconas, las cosas infantiles de patio de colegio, esp son nuestros hechos. Y por eso, es que vivimos en desorden, indiferentes ante el dolor de los que no tienen nada, ni trabaja ni casa ni futuro, sino que viven a la deriva. ¿Son conscientes de que eso está ahí en la puerta de nuestras casas, ahí en la esquina de la calle, en cualquier lugar?
Si fuéramos sensibles al dolor, a lo que está sucediendo realmente, no lo que sucede solamente a mi mezquina vida, sentiríamos que todo tiene sentido. Que somos vulgares y por mucho que repitamos lo que queremos y deseamos no lo vamos a conseguir. Algún estúpido les ha contado el cuento de la varita mágica donde todo su puede logar. Y ustedes se lo han creído y viven de esa manera, como si fueran estatuas de sal, viven de sus fantasías.
 
El problema del sexo, es que cuando se termina ya no nos sirve, porque no ha colmado nuestras expectativas y necesidades. Pues el sexo no tiene la llave, para entrar en otro mundo que no sea de miseria y de necesidades insaciables. Así que esa es la cuestión, ese es el problema: encontrar algo que llena todas nuestras expectativas. ¿Cómo podrá ser eso de satisfacer nuestras expectativas? Sencillamente no teniendo ninguna, vivir sin el devenir que es insaciable, infinito. Aunque eso no quiere decir vivir a la deriva, como un tronco arrastrado por la corriente.
 
Si vivimos para nosotros es preciso decir mentiras, pues de esa manera hemos de hacer algún daño a los otros, ¿no es cierto? Pues todos decimos que no queremos hacer daño a nadie, decimos que queremos ser buenos, llenos de compasión por todos. ¿Por qué es que siempre estamos inventando algo que no es la realidad, un deseo romántico, infantil, superficial?
Lo importante no es lo que yo quiero, lo importante es lo que es, la realidad que por mucho que quiera cambiarla no lo voy a poder. Y entonces, es ahí donde perdemos la energía, queriendo lo imposible, desatendiendo lo que es, lo real, que son los hechos.  Y cuando no huimos de los hechos, queriendo cambiarlos, entonces tengo toda la energía necesaria para saber qué hacer, para comprenderlos.
 
Cuando vivimos participando de los problemas de los otros, es preciso estar solo –no aislado ni neurótico-, porque solamente estando solo es cuando podemos ayudarlos. Solo quiere decir libre de dependencias, de planes para el futuro, de estatificación del presente que se hace inamovible y se convierte en una pesada losa.
No se han dado cuenta que los bolsillos, lo cajones, cuando están llenos, ya han perdido su función que es poder usarlos. Al estar llenos ya no los podemos usar, porque están colapsados. Eso también sucede con el estómago: si no lo vaciamos no podríamos volver a comer. Por lo que el vacío, la soledad, es precisa para que la vida funcione adecuadamente: con libertad que lleva consigo la belleza, tanto para vivir como para morir.
 
¿Se puede amar sólo un poco? ¿Puede estar una mujer un poco embarazada? ¿Entienden de qué estamos hablando? Estamos hablando de hechos y no jugando con las palabras, entreteniéndonos, pasando el tiempo, pues la vida está ahí ardiendo, quemando. Y si es que somos sensibles, habrá que hacer algo, ¿no? O quieren seguir mirándose al espejo, viendo como les queda el último modelito, el último par de zapatos, aunque saben que eso no les va a cambiar lo que realmente son: superficiales y banales, sin sensibilidad ni inteligencia para abordar los problemas, sus problemas. Y entonces inventan la poesía, lloriqueando sus desgracias. Cuando todo eso no son los hechos, son un escape y una huida de los hechos. Por eso, porque huyen de los hechos es que nunca tendrán belleza, aunque sigan llenando su ropero, su closet, de lo último que les excita y alimenta su vanidad, su exhibicionismo.
 
Si usamos el nombre de un salvador –que creemos que es el único verdadero-, entonces estamos creando una religión organizada. Porque las religiones organizadas se basan en creencias, supersticiones, las dependencias de lo que dijo su líder o salvador. Y todo eso nos condiciona, nos hace repetidores, de segunda mano, sin libertad ya que somos dependientes de lo que dijo o no dijo ese salvador que vemos el mejor, el único.
Por tanto, la verdadera religión es la que no lo es en absoluto. La verdadera religión es la de la libertad total y absoluta para poder mirar y ver en todas direcciones.